Los datos económicos para el conjunto del año no varían, según la estimación del ejecutivo comunitario, pero solo porque el crecimiento en los tres primeros meses fue mejor de lo esperado. De modo que el PIB en la eurozona subirá, según Bruselas, un 1,6%; y un 1,7% en el conjunto de la UE. La Comisión advierte de que las perspectivas actuales son inciertas y los riesgos sobre estas previsiones están orientados a la baja.
Las previsiones intermedias publicadas hoy se hacen con proyecciones relativas al crecimiento en los siete mayores Estados de la UE (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España, Holanda y Polonia) y constatan la desaceleración económica que se está experimentando en el segundo semestre del año. Las proyecciones de crecimiento para la UE están actualmente en un 0,2 % tanto en el tercer como en el cuarto trimestre, y para la zona euro se sitúan en un 0,2 % en el tercer semestre y en un 0,1 % en el cuarto.
Sólo Alemania mejora sus resultados sobre la previsión anterior, gracias a su crecimiento a comienzos del año, el resto de las economías europeas pierde unas décimas en el previsible crecimiento de su PIB, aunque la Comisión Europea mantiene en el 0,8% su pronóstico. Alemania se confirma así de nuevo como motor de la economía europea. El crecimiento previsto del 2,9% es casi el doble del de Francia y casi el triple que el del Reino Unido.
Los técnicos de Bruselas sitúan el frenazo europeo en un contexto mundial, en el que se ha debilitado la demanda y el comercio. El temor ante las malas perspectivas de recuperación en Estados Unidos y el contagio de las preocupaciones que generaba la deuda soberana en la zona euro se apuntan como causas.
Se da por hecho ya que la UE llegue al estancamiento casi total a finales de año, a la vista de los datos de encuestas de coyuntura económica que han empeorado y de que las exportaciones, que fueron el motor principal de crecimiento en el segundo trimestre, van a ser menos dinámicas.
Ante las malas perspectivas, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha reiterado sus recetas:«Para restablecer la recuperación es imprescindible salvaguardar la estabilidad financiera y definir presupuestos en una dirección viable fuera de duda. Esto requiere una constancia en la estrategia de saneamiento fiscal, que debe ser diferenciado y favorable al crecimiento, y en la aplicación de las decisiones que sostienen la estabilidad financiera. Al mismo tiempo, las reformas estructurales son ahora más importantes que nunca para crear el potencial de crecimiento del mañana».
Otro dato novedoso aportado por la Comisión es que ahora se espera que la inflación se modere más rápidamente de lo previsto en primavera, aunque se mantendrá por encima del 2% hasta finales de 2011.