España sigue en la senda de una frágil recuperación, aunque la situación es aún «muy delicada» concerniente al desempleo, según ha asegurado el vicepresidente Siim Kallas hoy en Bruselas en la presentación de las previsiones económicas. El ejecutivo comunitario prevé que el crecimiento español sea del 1,1%, una décima menos de lo previsto por el Gobierno.
Kallas, que sustituye al comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, en plena campaña electoral en su Finlandia natal, ha afirmado que la inflación seguirá baja durante «un tiempo prolongado», un 1% en 2014 y un 1,5% en 2015. El riesgo de deflación, pues seguirá rondando, algo que los ministros de la eurozona discutirán hoy en la reunión informal que tiene lugar en Bruselas. Por su parte, el déficit español previsto por la Comisión se quedará en el 5,6%, lejos del 3% que exige Bruselas.
El mensaje de la Comisión es ciertamente positivo y ha recordado que «hace un año Europa dejó atrás la recesión». Sin embargo, los números no son tan buenos para los países del sur y la fragmentación sigue evidente. El ejecutivo comunitario alerta del alto desempleo en España, que seguirá a la cabeza, en 2014 se mantendrá en el 25,5%, frente al 24,9% que pronostica el Gobierno, y en el 24% en 2015. Los datos de Bruselas confirman más los datos de la EPA de la semana pasada que los del ejecutivo de Mariano Rajoy.
Así, el vicepresidente se ha felicitado por la mejora económica en todos los Estados miembros, incluidos España, Portugal, Italia y Grecia, aunque ha alertado de que deben seguir con las reformas estructurales. Kallas también se ha referido a la salida de Portugal del «rescate tutelado» y ha asegurado que apoya la decisión del Gobierno del conservador Passos Coelho anunciada ayer. El país luso deja a la troika y volverá a los mercados sin su ayuda, algo que también hizo Irlanda en su momento.
A tan sólo tres semanas de las elecciones europeas, Bruselas ha querido transmitir un mensaje de tranquilidad y positivismo primaveral que lleva al camino de la recuperación. Sin embargo, ha hecho especial hincapié en que las reformas estructurales deben continuar. Los cinturones seguirán apretados por más tiempo y los dramas personales de millones de personas sin empleo seguirán sin formar parte del positivismo de Bruselas.