«Queremos que Schengen viva, y para que Schengen viva, Schengen debe ser reformado» ha afirmado Sarkozy, aclarando que igual que con los años se han reformado los tratados de la UE para adaptarlos a la ampliación, el acuerdo Schengen, que data de 1985, debe ser puesto al día.
Berlusconi tiene la misma opinión y asegura que «en circunstancias excepcionales debe haber variaciones en las que hemos decidido trabajar juntos».
Ambos mandatarios han anunciado el envío de una carta al presidente permanente del Consejo, Herman van Rompuy, y al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en la que reclaman más solidaridad de los Estados miembros del norte hacia los países del sur, que sufren el grueso de la llegada de los inmigrantes. Piden también que se refuerce el papel de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex), proponen que el Consejo Europeo de junio dedique especial atención al problema migratorio y reclaman un «acuerdo global» con todos los vecinos del Mediterráneo sur, porque «el problema está en el norte de África».
La Comisión Europea ha anunciado que propondrá medidas el próximo 4 de mayo para mejorar la cooperación en el espacio Schengen y evitar que un Estado miembro que sufra la llegada de una oleada de inmigrantes tenga que gestionar él solo la solución.
El portavoz comunitario, Patrizio Fiorilli, señaló que la legislación Schengen no permite la suspensión del acuerdo, aunque, si fuera necesario, se podrían restablecer de forma temporal los controles en las fronteras.