En 2012, un año de clima extremo, supimos de forma inequívoca que la energía basada en los combustibles fósiles que alimenta nuestras sociedades también las está destruyendo. Aceptar esta realidad es el mayor reto para este nuevo año. Reestructurar nuestras sociedades y nuestros estilos de vida para adoptar alternativas verdes es el penúltimo desafío de esta década.
Las negociaciones de Doha han terinado con un documento vacío. A pesar de los titulares oficiales ha vuelto a ser un gran fracaso como denuncian las organizaciones ecologistas: no se han sentado las bases para avanzar en la reducción de emisiones y el compromiso de los países industrializados, para mejorar la capacidad de adaptación al cambio climático de los más vulnerables ha sido una cantidad irrisoria. La pregunta de un delegado de Filipinas «Si no es ahora ¿cuándo?, si no es aquí ¿dónde? si no lo hacemos nosotros ¿quién? ha quedado en el aire.
Los precios de los alimentos se dispararán y cientos de millones de personas morirán de hambre si no se actúa con urgencia para concretar recortes importantes en las emisiones derivadas de la quema de combustibles de origen fósil.
Según científicos y activistas, eso es lo que está en juego en la 18 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 18), en la capital de Qatar, cuya última sesión se puede alargar hasta este sábado 8.
Las conversaciones climáticas de la Organización de las Naciones Unidas están al borde del colapso este jueves, según una coalición de la sociedad civil y los representantes de la mitad de los países del mundo. Una vez más, las naciones ricas no están poniendo nada sobre la mesa, es decir, mayores reducciones de sus emisiones contaminantes y mayor apoyo financiero para los países pobres, dijo Celine Charveriat, directora de campañas de Oxfam Internacional.
Mientras Filipinas lidia con los efectos del supertifón Bopha, que esta semana dejó más de 300 muertos, los ánimos se caldean en la cumbre del clima. A los países en desarrollo les indigna que Estados Unidos, la Unión Europea y otras naciones industrializadas se nieguen a ampliar sus metas de reducción de emisiones contaminantes o a comprometer más dinero en la lucha contra el calentamiento global
Beatrice Yeung, una joven delegada a las conversaciones climáticas de la ONU, ha viajado desde Hong Kong a la capital de Catar para transmitir el mensaje de su generación: «Vivimos en el mundo que ustedes están creando para nosotros». Sin embargo, no le han permitido entrar.
El Fondo Verde para el Clima, destinado a asistir a los países pobres para que le hagan frente al cambio climático, podría tener un presupuesto mayor que el del Banco Mundial. Pero ahora está vacío. No hay compromisos financieros para alimentarlo, aunque el Fondo deba empezar a entregar dinero en 2013.