Paco Audije
Jeff Bezos

Mientras el Tío Sam sigue vigilándonos, no estoy seguro de que tenga capacidad para procesar todo lo que acumula. El correo-basura lo inunda todo. Me pregunto si la NSA, su programa PRISM, sus colegas chinos, el GCHQ británico, etcétera, saben qué hacer con tantísimos datos amontonados. Y entretanto, el diario «Washington Post» se ha rendido.

El lugar del accidente

Día a día, se extiende como una mancha de aceite la idea, insensata, de que es posible reflejar –periodísticamente- las muertes, guerras, desgracias y catástrofes, sin molestar a nadie entre la ciudadanía en general. Es una idea falsa y dañina. Un concepto absurdo, peligroso e impropio de una sociedad democrática madura.

Dos presentadores en pantalla

¿Y la televisión pública griega? El anuncio de su cierre brusco fue una de esas noticias que aparecen fulgurantes y que –misteriosamente- casi desaparecen del todo, sin ofrecernos un capítulo más o menos definitivo.

Mehmet Koksal
Hablamos con Mehmet Koksal, belga de origen turco, periodista de 36 años

«Podemos decir que los manifestantes han ganado una batalla simbólica; pero estas protestas van más allá. Cuestionan el modelo de desarrollo propuesto por el primer ministro turco Recep Tayyp Erdogan», nos dice Mehmet Koksal, promotor de una resolución de la Federación Internacional de Periodistas, que estos días celebra su congreso trianual en Dublín, contra los métodos empleados contra los manifestantes en Turquía.

Un barquito de papel

Dos años después de que el país pidiera ayuda financiera, Portugal se ha hundido en una espiral de austeridad y decrecimiento económico. Las consecuencias son dramáticas en todos los niveles, tanto económica como socialmente.

Georges Moustaki

Por Paco Audije

En París, acaba de salir el sol, después de una especie de segundo invierno. «Il y a un bel été qui ne craint pas l'automne», cantaba él contra los elementos. Me acaban de llamar para anunciarme que acaba de fallecer quien ponía música a esa letra, que también componía. Ha muerto Georges Moustaki. Maldita sea.

Hollande y Barroso, sentados

«Bonjour, monsieur le Président», contesto al saludo de François Hollande. Con gran sorpresa, lo veo subir al mismo vagón de segunda del tren Thalys en el que yo regreso a París desde Bélgica. Sube, claro está, con guardaespaldas y acompañantes. Soy la única persona ajena a ese séquito que espera de pie, en el descansillo del vagón del tren a punto de arrancar.