En la víspera del segundo aniversario de uno de los peores accidentes industriales en la historia moderna, un informe de Human Rights Watch (HRW) denuncia que el sector textil de Bangladesh sigue aquejado de la misma cultura de abusos y falta de garantías que causó la muerte a más de 1.100 personas hace dos años.
«Estaba oscuro y caluroso, con un asfixiante polvo por todos lados. En el aire dominaba el olor de los cuerpos descomponiéndose» Son los recuerdos de Nasima, una trabajadora textil de 24 años que pasó cuatro días enterrada bajo los escombros del edificio que se derrumbó en la capital de Bangladesh.