En la verde ladera de una colina al sur de la frontera rusa, un eslogan se cierne sobre la ciudad de Oskemen: «Kazajstán». Cuando se instaló, en 2009, para fomentar el patriotismo kazajo, parecía declarar lo obvio. Pero ahora que Vladimir Putin se ha autodesignado defensor de los rusos en todas partes, y que se ha anexionado la península de Crimea, el eslogan parece que cobra sentido, por lo menos para los líderes kazajos en Astaná.
ASTANÁ - La crisis de Crimea está ejerciendo presión sobre la tradicional política exterior de Kazajstán, que ha buscado equilibrar los intereses contrapuestos de Rusia, China y Estados Unidos en Asia Central.
Muchos en este país temen que el forzado respaldo del presidente Nursultán Nazarbayev a la anexión rusa de Crimea le puede estar abriendo sus propios problemas separatistas.
Por fin el autoritario gobierno de Uzbekistán ha cedido a reiteradas presiones y ha decidido permitir que una misión internacional compruebe si existe trabajo infantil en la cosecha del algodón. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha confirmado que enviará una misión para revisar las cosechas algodoneras uzbekas, que comenzaron a mediados de este mes.