Mimose Gérard se sienta en su tienda del campamento Gaston Margron, cerca de la capital de Haití, rodeada por grandes sacos llenos de botellas de plástico. Gana apenas unos peniques por cada una, pero eso es mejor que nada. Cuatro años después del terremoto del 12 de enero de 2010 todavía hay unos 300 campamentos de desplazados dispersos por la región de la capital, y en un nuevo gran tugurio sobre las laderas desérticas de fuera de la ciudad.
Cuando se cumplen dos años de la tragedia que arrasó Haití más de 500.000 personas siguen sin hogar. De los 5.200 millones de dólares que la comunidad internacional prometió solamente se ha recibido el 43 por ciento. La UE, uno de los mayores donantes, ha anunciado este jueves junto con el gobierno haitiano que va a poner en marcha un plan por valor de 33,7 millones de euros para la reconstrucción o reparación de 11.000 viviendas.