El mundo pierde 12 millones de hectáreas de tierra fértil por año, lo que equivale a 33.000 hectáreas diarias, de 30 a 35 veces más que la proporción histórica. Estudios científicos calculan que la superficie terrestre en condiciones de sequía ha pasado del 10 al 15 por ciento a principios de 1970 a más del 30 por ciento a principios de 2000, y va en aumento.
La rápida escalada de la tensión política entre la Unión Europea y Turquía, aunque silenciosa, ha dado un vuelco peligroso en las últimas semanas. ¿Será posible que Ankara lance una «bomba humana» contra Europa y abra sus fronteras permitiendo el paso de refugiados a Grecia y a otros países del bloque?
La crisis humanitaria es una bomba a punto de estallar con 130 millones de personas vulnerables a quienes les urge recibir asistencia y, sin embargo, los países poderosos, principales responsables de la coyuntura actual y que por lo mismo tienen posibilidades de cambiarla, siguen haciendo como que no escuchan ni ven las señales de alarma.
La Cumbre Humanitaria Mundial, que ha concluido este martes 24 en Estambul, no ha alcanzado su objetivo económico. A excepción de la canciller de Alemania, Angela Merkel, no participaron ninguno de los países más ricos o integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU.
Los numerosos delegados de Medio Oriente que participaron en marzo de 2015 en una reunión en Amán para preparar la Cumbre Humanitaria Mundial, que tendrá lugar este mes en Estambul, seguramente se dieron cuenta de que su región era, y todavía es, «la madre de todas las crisis humanitarias».
«El objetivo de los extremistas es que nos enfrentemos entre nosotros; nuestra unidad refuta de forma definitiva su fallida estrategia», destacó este mes el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
La posibilidad de que Oriente Medio se vuelva inhabitable no es un planteamiento sensacionalista, sino la dramática conclusión a la que han llegado varias investigaciones sobre las consecuencias del cambio climático en esta región, en especial en la zona del Golfo.