Hace un año, el mundo volvía los ojos hacia un drama, muchas veces olvidado, pero todavía sin solucionar: la muerte de miles de personas de hambre. Somalia, el cuerno de África, estaban en una situación límite. La comisaria de ayuda humanitaria, Kristalina Georgieva, explica, un año después de visitar los campos de refugiados de Somalia y Dadaab (Kenia) que «el camino es largo y sinuoso, pero Europa está dispuesta a comprometerse con la caminata junto con las personas más vulnerables en el Cuerno de África para asegurar que nadie más sufrirá hambre», ha escrito en su blog. Son buenas intenciones pero un año después, miles de personas siguen pasando hambre.