Han pasado casi dos semanas desde que el fuego empezara a ser devastador en varias regiones rusas y siete días desde que Moscú declarara el estado de emergencia. Este miércoles, la Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, Catherine Ashton, ha hablado con el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavror, para ofrecer la ayuda de la UE, «tanto para ahora como para el futuro».
Si es inexplicable la tardanza de Bruselas en hacer pública esa oferta de cooperación ante una catástrofe natural que se ha cobrado 50 vidas, además de provocar daños materiales y ecológicos por valor de unos 15.000 millones de dólares, lo es también que Moscú nunca haya pedido a la UE que activara el mecanismo europeo de asistencia previsto para estos casos.
De hecho, Rusia ha necesitado y conseguido ayuda exterior. Siete países europeos (Alemania, Francia, Italia, Bulgaria, Polonia, Estonia y Letonia) además de Turquía y varias repúblicas ex soviéticas están colaborando en las tareas de extinción del fuego, de forma bilateral, con 461 efectivos, 6 aviones y 7 helicópteros.
A la tardía oferta de Ashton, ha correspondido hoy la suficiencia rusa. El canciller Lavror ha dicho que los momentos de mayor peligro ya han pasado y ha agradecido el apoyo europeo. Se calcula que hoy el fuego permanece activo en más de 92.000 hectáreas.
Hay además un problema añadido. Según reconocen las autoridades rusas, los incendios han afectado a terrenos contaminados por sustancias radiactivas de la central de Chernóbil. Los ecologistas temen que se amplíe el área tóxica y la vicepresidenta del Parlamento europeo, Rodi Kratsa, pide que se aclare si existen garantías de seguridad y un plan de prevención para las zonas afectadas de modo que las partículas radiactivas no pasen a la atmósfera. euroXpress