El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el mexicano Ángel Gurría, ha reconocido en Madrid, «que el diagnóstico sobre la enfermedad llegó tarde» y que se reaccionó con demora a la crisis económica de 2008. Ante los últimos datos del paro en la zona euro, ha destacado el hecho de que España esté creando empleo con solo un 1% de crecimiento, «algo que hace años parecía imposible». «En épocas pasadas era necesario que España creciera entre un 2% y 3% para crear empleo de manera estable, pero ahora se crea empleo con poco más del 1%. ¿Cuál es la diferencia entre la España de entonces y la de hoy? La reforma del mercado laboral».
Gurría ha insistido en que, a pesar de eso, España, debe buscar un nuevo modelo de crecimiento, y ha destacado que los resultados macroeconómicos actuales son fruto de esa reforma iniciada hace más de 3 años. En Madrid ha vuelto a repetir una frase que dijo hace tiempo «el desafío de España es pasar del ladrillo a la neurona, por lo que debe avanzar hacia una economía del conocimiento y la sostenibilidad». Lo que ha llamado la neurona verde.
El político mexicano, exministro de economía y exteriores con el PRI entre 1994 y 2000, ha recibido el premio que nueva Economía Forum 2014 ha otorgado a la OCDE por haber propiciado la apertura de España al exterior y la modernización de sus políticas económicas y sociales. En su discurso, Gurría ha valorado las reformas estructurales aprobadas por el gobierno español y ha dicho que «la receta para el futuro debe ser «productividad, productividad y productividad» porque es «la mejor vía para mejorar los salarios reales».
En ese sentido ha dicho que «en 15 años España, Francia, Italia, Irlanda, Portugal y Grecia aumentaron más el salario que la productividad, mientras que Alemania, teniendo la misma moneda, las mismas reglas de comercio e inversión, aumentó su productividad un 15%, sin incidir tan directamente en los salarios».
El secretario general de la OCDE ha destacado también el trabajo que ha realizado la organización económica que dirige desde 2006, para luchar contra los paraísos fiscales. «Ya no hay donde esconderse», ha dicho, Ha recordado que en los últimos años los países ha podido recuperar unos 37.000 millones de euros y ha recordado que a partir de ahora «los fiscos no serán tan flexibles». Otro de los problemas que debe enfrentar el mundo es «la pérdida de confianza de los ciudadanos» a todas las instituciones políticas, económicas y sociales, tanto nacionales como internacionales, por lo que «es necesario realizar un nuevo esfuerzo para devolver la confianza a los ciudadanos, garantizando unas políticas públicas transparentes y eficaces».