El acuerdo se alcanza después de la llamada telefónica que mantuvieron esta semana el presidentes ruso, Vladímir Putin, y su homólogo ucranio, Petró Poroshenko. Si a tregua se mantiene, se paralizarían los combates tras cinco meses de enfrentamientos en los que han muerto 2.600 personas y más de un millón de ciudadanos han tenido que huir de sus hogares.
El presidente ucraniano, Pietro Poroshenko ha dicho que «es muy importante que este alto el fuego dure mucho tiempo y que durante la tregua continuemos el diálogo político para encontrar la paz y la estabilidad». El presidente estadounidense se ha mostrado escéptico. «Obviamente, tenemos esperanzas. Pero la experiencia nos hace ser escépticos acerca de que los separatistas lo acaten y los rusos dejen de violar la soberanía de Ucrania y su integridad territorial. Así que, aun se tiene que probar», ha dicho Barack Obama.
El anuncio del alto el fuego ha coincidido con la reunión de los líderes de la OTAN, en Gales, que han dado luz verde a una fuerza de intervención rápida en el este de Europa para hacer frente a la amenaza rusa. En Gales, 22 aviones de combate sobrevolaban la sede de la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN. Una exhibición aérea que enmarcaba una cumbre con grandes desafíos. Dos décadas después del fin de la Guerra Fría, Rusia vuelve a considerarse una amenaza. La respuesta de la Alianza es una fuerza de intervención rápida, con varios miles de soldados, desplegados por tierra, mar y aire, en el este de Europa de forma permanente, capaces de actuar en cualquier país en pocos días.
Rasmussen, el secretario general saliente de la OTAN ha dicho que esta organización ofrecerá asesoramiento militar a más socios, si lo piden. No solo en su frontera este, también en Irak. Allí, el Estado Islámico impone el terror.
«Estamos todos unidos contra esta barbarie», ha dicho David Cameron. Estados Unidos forja ya una coalición de diez países, entre ellos Alemania, Francia o Turquía, para luchar contra los yihadistas en Irak... pero con una línea roja: nadie quiere, reconoce Washington, tropas sobre el terreno. Y nadie quiere, tampoco, intervenir en Siria, si combatir contra los yihadistas supone colaborar con el régimen de Bachar Al Asad.
La lucha contra el yihadismo ya ha conseguido acercar a enemigos tradicionales. Es un secreto a voces que Irán colabora en los bombardeos selectivos de Estados Unidos en Irak. Y el propio ayatolá Jamenei, líder supremo de Irán, parece dar el visto bueno. Sin concretarse aún, se estudia un posible ataque a las bases del Estado Islámico en Siria. lo que supondría una ayuda indirecta al régimen de Bachar Al Assad. El presidente sirio es un aliado indeseable, pero, para algunos es preferible a enfrentarse al terror del Estado Islámico.