Se acabaron las bombillas tradicionales. Cuando se agoten los "stocks" que ahora tienen las tiendas, no se repondrán. Primero serán las de más de 100 watios y luego, gradualmente, las de menor intensidad. En 2012 ningún hogar europeo tendrá bombillas incandescentes ni halógenos convencionales. En su lugar, tendremos que usar lámparas de bajo consumo, halógenos con nuevas tecnologías o fluorescentes.
Los datos de la UE parecen convincentes. La factura de la luz nos costará entre 25 y 50 euros menos al año y las emisiones de CO2 se reducirán entre 15 y 30 millones de toneladas. Es cierto que las bombillas que ahora estaremos obligados a usar son más caras, pero también lo es que su duración se multiplica por seis.
Sin embargo, no todos están a favor del cambio. Algunas organizaciones de consumidores europeas se han quejado de que no se ha informado a los ciudadanos adecuadamente ni se ha tenido en cuenta algunos factores. Por ejemplo, que hay personas con especial sensibilidad a la luz que no podrán usar las nuevas bombillas, o el contenido de mercurio que tienen las lámparas de bajo consumo. El máximo permitido es de 5 mg. pero parece que lo aconsejable es de 1 o 2 mg.
Los ecologistas tampoco dan un sí incondicional a la medida porque quieren ir más allá. Argumentan que efectivamente las bombillas convencionales desaprovechan hasta un 95 por ciento de la energía que usan, pero dicen que los halógenos que aún quedarán en el mercado no son mucho mejores.
Otro punto polémico es el empleo. Se calcula que la nueva normativa puede hacer desaparecer 3.000 empleos de los 50.000 que tiene el sector en Europa. La Comisión Europea asegura que el proceso ha sido coordinado con la industria para que tuviera tiempo de adaptar sus líneas de producción.
En España, el ministerio de Industria reparte gratuitamente 20 millones de bombillas de bajo consumo, mediante bonos canjeables.euroXpress