La compañía circense multinacional entra por primera vez en el terreno del rock para mostrar el circo dentro del circo, el espectáculo dentro del espectáculo con la mayor extravagancia y riesgo posibles.
Zarkana cuenta la historia de un mago que ha perdido sus poderes y el amor de su vida. Un teatro abandonado es el escenario de una fantástica búsqueda de sí mismo por el protagonista. «Un torbellino visual», dice la compañía, «en el que, poco a poco, el caos y la locura dejan paso a la celebración y la recuperación del amor, en un mundo fantástico y misterioso que juega con lo real y lo imaginario».
La estética marca la diferencia. El diseñador de escenografía y atrezzo, Stéphane Roy, dice que «las paredes cantan, se mueven, respiran... Hemos buscado una estética inspirada en los albores del siglo pasado, entre 1919 y 1930, a medio camino entre Gaudí, Klimt y el art nouveau. Con Gaudí, la arquitectura de la escenografía nunca está terminada, cambia, es como un cuerpo, como una extensión de los propios artistas. En el art nouveau lo importante no es el hombre, sino el poder de la imaginación, algo que fluye», define.
Zarkana es apabullante en el resultado y en su preparación. Participan 75 artistas de todo el mundo, el espectáculo mueve 450 toneladas de material, se necesitan cien técnicos y seis semanas para ponerlo en pie. Cirque du Soleil se supera en cada montaje y nunca decepciona.
Zarkana se vio este verano en el Radio City Music Hall, de Nueva York, estará en Madrid hasta el 31 de diciembre y luego viajará a Moscú.