Hace sólo unos días se ha dado a conocer que la candidatura de Zaragoza 2016 tendrá un coste de unos 80 millones de euros y que el 30% de esa cantidad llegará de patrocinadores privados. La capital aragonesa puede presumir de no tener que invertir en infraestructuras porque la Expo 2008 modernizó la ciudad y la dotó de los equipamientos más modernos.
Esa es la baza que juega Zaragoza para ser capital europea de la cultura en 2016: infraestructuras y experiencia. La organización de una Exposición internacional es «garantía de éxito», dicen, además de contar con una arquitectura vanguardista y unos creadores de primer nivel. Su logo ha sido premiado en el Festival Europeo de Diseño de Rotterdam. Aún así el dossier que presentarán este mes de julio para el primer corte entre las candidatas apuesta por la innovación y la sostenibilidad.
En la presentación de la candidatura, los organizadores aseguran que «la cultura es una industria que genera bienestar, economía y empleo, una marca comercial, una referencia que define a la sociedad que la genera y un reflejo de su cambiante identidad».
Nueve grupos temáticos de trabajo, compuestos por 350 profesionales de todos los ámbitos de la cultura y por activistas culturales y sociales elaboran un Plan Estratégico de la Cultura para la ciudad. Habrá de todo y para todos, pero ya se apuntan algunos grandes acontecimientos culturales, como la experiencia «Ebro Odyssey» –acciones que se desarrollarán por el Valle del Ebro-, «Goya y los siete samuráis» –relacionado con el pintor de Fuendetodos y sus aficiones- y un festival de Dadaísmo. euroXpress
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