Puro malabarismo político. La semana pasada, el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero defendía ante la canciller alemana, en Madrid, la propuesta francoalemana para impulsar la competitividad europea e incluso aceptaba el liderazgo de los países fuertes de la UE. Este jueves, Zapatero ha asegurado que espera de la Comisión Europea y del presidente del Consejo Europeo una propuesta el próximo 11 de marzo para poner fin a la crisis de deuda generada por la desconfianza en los mercados. Lo ha dicho ante el propio presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, con quien se ha entrevistado en el Palacio de la Moncloa.
De una cita a otra ha mediado una monumental bronca en el Parlamento Europeo, en la que los eurodiputados reprocharon al presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, que sean dos socios comunitarios los que lleven las riendas de la economía europea, al margen de las instituciones.
Hoy Zapatero ha dicho que él siempre ha sido partidario de que existan «instituciones fuertes» en la UE porque es beneficioso para todos los Estados miembros, pero ha reconocido que Alemania y Francia harán «grandes aportaciones» a las propuestas de Bruselas.
Barroso, como hizo Van Rompuy, ha asegurado que no hay ninguna propuesta formal de Berlín y París, aunque sus responsables la expusieron ante la prensa el mismo día que se reunían los 27 jefes de Estado o de gobierno de la UE. Barroso ha defendido la «voluntad de llegar a posiciones comunes coordinando con una coordinación en el marco comunitario de las políticas nacionales».