Los populares revalidan su éxito en las grandes ciudades donde ya gobernaban y consiguen arrebatar a los socialistas ayuntamientos simbólicos, como el de Sevilla. En Madrid aumentan su ventaja sobre el PSOE, tanto en los comicios locales como en los autonómicos. En Valencia, el caso Gürtel no ha tenido repercusión y el PP seguirá gobernando la Generalitat y la alcaldía de la capital. Barcelona, por primera vez en la democracia, no estará en manos del PSC. En este caso, son los nacionalistas de CiU los más votados.
El mapa político de España se pinta de azul desde este 22 de mayo con triunfos populares significativos, como el de Castilla-La Mancha, donde se había querido ver si la tendencia al cambio político en España era real o no. La candidata popular, Dolores de Cospedal, se ha impuesto con claridad al socialista Barreda, en el poder. Es la primera ocasión en la historia autonómica del país en la que esta comunidad estará gobernada por el PP. En Extremadura, con una situación similar, los populares son la primera fuerza política, pero el PSOE podría mantenerse en la Junta si llega a un acuerdo con Izquierda Unida.
Zapatero ha reconocido que «el PSOE ha perdido claramente las elecciones», en una comparecencia inesperada, pero ha responsabilizado del fracaso de su partido a la crisis económica y al desempleo. Sin embargo, no ha habido autocrítica y ha reiterado que no habrá adelanto de las elecciones generales ni cambio de rumbo político.
El presidente entiende que el castigo en las urnas se debe a que «muchos padecen graves dificultades y muchos jóvenes temen por su trabajo y su bienestar futuro», de manera que «han expresado su malestar». Sin embargo, ha dicho, «no hay otro camino» que las reformas emprendidas. Sobre el futuro liderazgo de su partido, Zapatero no se ha querido pronunciar y ha remitido a los órganos de gobierno del PSOE, que se reúnen en los próximos días, para tomar decisiones.
Poco después de la intervención del presidente, cientos de militantes del PP pedían su dimisión ante la sede de su partido en Madrid, en un clima de euforia por la victoria de este domingo y la que suponen en las elecciones generales, a la vista de los resultados obtenidos.
Desde el balcón de la sede popular, el presidente del partido, Mariano Rajoy, ha asegurado que «el PP gobernará para todos» desde ayuntamientos y autonomías para «recuperar la economía española y crear puestos de trabajo». Su discreción sobre un posible cambio de gobierno ha contrastado con la claridad de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien ha pedido a Zapatero que «no prolongue la agonía y convoque ya elecciones».
Con todo, el bipartidismo se mantiene en España, en contra de lo que los indignados del 15-M han venido reclamando en sus acampadas de la Puerta del Sol y del resto de España. Han aumentado los votos en blanco y nulos, pero nadie se atreve a establecer una relación clara. Los partidos minoritarios han mejorado sus resultados sin grandes avances, como Izquierda Unida, aunque Unión Progreso y Democracia irrumpe con relativa fuerza en autonomías y ayuntamientos. En el País Vasco, los independentistas de Bildu se colocan como la segunda fuerza política y en San Sebastián, es el partido más votado.