La muerte de Orlando Zapata, el pasado martes, ha levantado una lluvia de críticas internacionales a Cuba.
El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero que preside este semestre el Consejo de la UE, se ha referido a la muerte diciendo «Podemos suponer el sufrimiento de los presos políticos cubanos; desde aquí, debemos exigir al régimen cubano que devuelva la libertad a los presos de conciencia y que respete los derechos humanos», y añadió «es una exigencia fundamental de toda la comunidad internacional».
Orlando Zapata, un fontanero de 42 años, murió después de 85 días de huelga de hambre con la que reclamaba mejores condiciones en la cárcel. El presidente cubano, Raúl Castro, ha lamentado la muerte. Reina Tamayo, la madre del disidente ha dicho que no acepta las disculpas.
Zapata fue condenado a tres años de cárcel, pero su postura contestataria frente a los agentes del penal fue añadiendo años a la condena. A su muerte había cumplido siete años en la prisión y 85 días de huelga de hambre.
Los medios de información cubanos no se han hecho eco del fallecimiento, han utilizado su espacio en glosar con profusión la visita a la isla del presidente brasileño, Lula da Silva, que se entrevistó con los dos hermanos Castro.