Desde el inicio de la crisis a finales de 2007 el mundo ha perdido al menos el equivalente al peso económico de Alemania. Así lo asegura el análisis del economista Laurence Ball, profesor de la Universidad Johns Hopkins, titulado 'Daños a largo plazo de la gran recesión en países de la OCDE'. Sus estimaciones se basan en la extrapolación de los datos del PIB de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) desde diciembre de 2007 (lo que llama pre-crisis) hasta el año 2015.
Entender los enclaves macroeconómicos nunca fue fácil, por lo que recurrir a símiles y ejemplos ayuda bastante. Quizá por ello Hopkins se ha preguntado cómo estaría el Producto Interior Bruto de los 23 países analizados si no hubiera habido crisis, es decir, si se hubiera mantenido la tendencia de crecimiento. Según sus cálculos, la pérdida de producción potencial prevista para el próximo año es de un 8,4 por ciento, en relación a la situación anterior; un porcentaje equiparable al peso de la economía alemana en la economía global (8,2 por ciento). Por tanto, la pérdida en tan sólo 23 países es similar o incluso superior a si hubiera desaparecido la economía alemana.
Los datos son más clarificadores divididos por países. Así, Grecia es de los Estados analizados que sale peor parado: su pérdida en el PIB es de un 35,4 por ciento, seguido de Irlanda (-34,2) y Hungría (-30,5). España ocupa el quinto lugar con una pérdida potencial del 22,3 por ciento, muy por encima por ejemplo del registro del vecino Portugal, cuyo Producto Interior Bruto cayó un 13,7 por ciento tras haber sufrido tres años de intervención de la troika. Además de los conocidos como PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), el Reino Unido y Finlandia ocupan posiciones elevadas en esta clasificación negativa: el octavo y el sexto puesto, respectivamente.
Sólo Suiza ha mejorado las previsiones (0,9 por ciento) entre los 23 países analizados. Y las pérdidas no han sido demasiado elevadas en Australia (-1,8), Alemania (-3,4) y Estados Unidos (-5,3). El PIB de estos países se mantiene bastante similar a lo que hubiera ocurrido en un escenario sin crisis económica y financiera, pues apenas les ha golpeado en términos macroeconómicos. «Las economías más afectadas son las de la periferia de la zona del euro, que experimentaron severas deudas bancarias. En el otro extremo, Australia está casi ilesa debido a factores como el estímulo fiscal y las fuertes exportaciones a Asia», explica Ball.
El profesor de la Universidad Johns Hopkins concluye que las recesiones recientes han tenido graves efectos sobre la capacidad productiva de las economías, como indican las estimaciones de la OCDE y del Fondo Monetario Internacional sobre la producción potencial. «En la mayoría de los países, la caída con respecto a su tendencia anterior a la crisis ha sido casi tan grande como la caída de la producción real. En consecuencia, los países con las más profundas recesiones también han experimentado los daños a mayor largo plazo», añade.
La medición de este PIB potencial está asociada a la definición del llamado 'desempleo estructural', la tasa de desempleo que no acelera la inflación. Una de las consecuencias de la pérdida de producto potencial acaba, de ese modo, por implicar un mayor nivel de desempleo estructural.