Nakhleh dirigió el Programa de Análisis Estratégico del Islam Político y el análisis regional para Oriente Medio de la CIA (Agencia Central de Inteligencia). Por entonces, él y su equipo informaron a numerosos políticos estadounidenses sobre la represión que empleaba el presidente de Siria, Bashar al Assad, para mantener el control.
Cuando se retiró en 2006, Nakhleh trabajó como consultor del gobierno estadounidense sobre cuestiones de seguridad nacional, en especial sobre la radicalización islámica, el terrorismo y los estados árabes.
En el conflicto actual en Siria, se estima que han muerto entre 8.000 y 20.000 personas, y que decenas de miles han huído a los países vecinos. El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se ha mostrado renuente a intervenir de forma directa.
Nakhleh nos dice que, cuanto más espere Occidente para ayudar a los rebeldes, con Turquía y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) al frente, más cruentos se volverán los enfrentamientos.
¿Cuál es su análisis actual de la situación en Siria?
Emile Nakhleh - Escribí un artículo en febrero en Financial Times y algunas de las cosas que dije entonces están pasando ahora. Cada vez se habla más de crear una zona de seguridad. El régimen básicamente está resquebrajado y va a caer. La cuestión es cómo lo hará y qué tipo de caos e inestabilidad seguirán.
No me preocupa tanto la inestabilidad y los grupos islámicos extremistas. Son temores promovidos por el régimen para asustar a la gente. Ellos dicen: «Nosotros les damos seguridad y estabilidad, y la
alternativa es inseguridad e inestabilidad». Existen yihadistas y miembros de Al Qaeda, pero el hecho es que también estaban en Libia y algunos también en Túnez.
¿Por qué, entonces, Estados Unidos alega que una de las razones para no apoyar directamente a los rebeldes es que no sabe bien quiénes son?
EN.- Es una excusa legítima. De hecho, ese argumento fue una de las razones que demoró nuestro reconocimiento a los rebeldes libios en Bengasi y nuestras acciones allí. Lo mismo ocurrió en Egipto. Seguíamos escuchando que no había líderes. Bueno, pues no los tienen, no sabemos con quién tratar y por eso tardamos en actuar.
Pero considero que ahora la asistencia de Estados Unidos y de sus aliados de la OTAN, en especial Turquía, es importante. No estoy sugiriendo necesariamente una participación militar directa, pero
considero que el régimen sirio, como dijo hace poco un especialista, es una mafia. No se puede negociar con ellos. Van a hundirse peleando y en el proceso van a destruir a Siria y matar a muchas personas más.
¿Qué tipo de apoyo entonces hay que dar a los rebeldes sirios?
EN.- El régimen tiene poderío aéreo y tanques, por lo que los rebeldes necesitarían, en especial de Turquía, granadas antitanques y misiles Stinger contra los aviones. Necesitan equilibrar el terreno en esas dos áreas. También necesitan municiones.
Podemos reconocer un área geográfica, algo así como un refugio cerca de Turquía. Una vez que lo tengamos, podemos enviar por esa vía asistencia humanitaria, suministros médicos y otros elementos logísticos.
Digo Turquía porque después podemos ir al Consejo de Seguridad y decir que esto es una cuestión de la OTAN. Pertenecemos a la alianza, al igual que Turquía, que puede alegar que se siente amenazada por la creciente inseguridad en sus fronteras. Turquía puede actuar, pero también debemos ser precavidos respecto a un apoyo saudita y qatarí.
¿Turquía espera luz verde de Estados Unidos?
EN.- Sí, pero no voy a hablar por nadie. Por eso Turquía apeló a la OTAN. También creo que el papel de la OTAN se puede ampliar. No digo volar allí ni crear una zona de exclusión aérea y proteger a la población con aviones de la OTAN, como hicieron en Libia. Lo que puede hacer es armar a la oposición con artillería antiaérea y antitanques, y que la oposición haga su trabajo. Es una diferencia importante, que dejará a Occidente y a la OTAN más libres para actuar.
¿La solución diplomática ya no es posible?
EN.- Ese tiempo se acabó porque el régimen ya no está interesado en negociar con la oposición. En su propaganda califica a la oposición de terroristas extranjeros, y aun así, ¿qué pasa con las miles de personas que están muriendo? La mayoría son sirios, no extranjeros.
Los que hablan de diplomacia lo hacen como táctica dilatoria, mientras ofrecen su propia forma de asistencia. Pero ahora ha llegado el momento de ayudar a los rebeldes sin tener que poner necesariamente los pies en el terreno.
Para que quede claro, ¿cuál debería ser el papel de Estados Unidos en todo esto?
EN.- Aliento y apoyo logístico y en materia de comunicaciones. Según versiones de prensa, Estados Unidos ya tiene contactos con la oposición y quizá ya esté ofreciendo apoyo encubierto en materia de control, de mando, de inteligencia y de comunicaciones.
Pero no creo que Estados Unidos, dada la cercanía de las elecciones presidenciales, desempeñe un papel militar declarado en Siria. Las armas necesarias pueden ser entregadas por Turquía, con la aprobación de la OTAN, para ayudar a la oposición a salvar sus propias ciudades y sus vidas.
Nunca me he inclinado por una acción militar directa y masiva en Siria. He dicho en otros ámbitos que la intervención militar debe desarrollarse de forma gradual. La oposición ya controla un área segura y otras zonas geográficas rurales y urbanas. Cuando escribí la columna en Financial Times, no había áreas geográficas bajo control de la oposición. Ahora hay zonas que el régimen no controla. Fíjate en la declaración desde Jordania del primer ministro que desertó hace poco. Dijo que el régimen controla el 30 por ciento del país.
Es difícil de verificar, pero hay muchos observadores que coinciden en que el régimen no controla la zona vecina a Turquía, entre otras. De ser cierto, obviamente la oposición controla esas áreas. Entonces podemos reconocer el territorio, conversar con ella en el terreno, con los civiles y con los mandos militares.
Se puede involucrar a dirigentes políticos sirios en Turquía o en otros lados y al Consejo Nacional Sirio, y luego comenzar a darles apoyo humanitario, médico, alimentario, combustible, municiones, entre otras cosas, para que la oposición pueda defender a su pueblo.