Los aeropuertos apuestan por la cultura
París, Amsterdam, Londres, Miami, los aeropuertos se han convertido en escenarios ideales para la exposición de obras de arte. Largos tiempos de espera, retrasos y escalas permiten a los visitantes disfrutar de obras de Rembrandt o Van Gogh al otro lado de la puerta de embarque.
En los últimos años, los aeropuertos se han convertido en un atractivo más a la hora de visitar una ciudad, arquitectos estrella los han convertido en templos del viajar y sus áreas de tránsito cuentan con las principales firmas de alta costura y lencería, además de ofrecer experiencias gastronómicas o tratamientos de belleza express. La cultura y el arte han sido las nuevas invitadas a estas ciudades «inter fronteras» y, tras el obligado control policial, el viajero entra en un auténtico museo.
El último en subirse al vuelo del arte es el aeropuerto Charles de Gaulle de París que ha inaugurado recientemente su Espacio Museo. «Creímos natural que el mayor aeropuerto de París reflejara lo que París sabe mostrar mejor, el arte», comentaba Anne de Turenne, responsable de la nueva sala en la presentación a los medios. «Al principio los pasajeros se mostraban sorprendidos al ver obras maestras originales en un espacio tan original, y ahora están absolutamente integrados con la idea. Todo el feedback que recibimos es bueno y refleja la ambición por entretener, educar y promover el legado cultural de Francia».
Esto mismo pensaron en Amsterdam hace ya 12 años, cuando inauguraron el «Rijksmuseum Schiphol» en el aeropuerto de Schiphol gracias a un acuerdo con el museo más importante de la ciudad. Los pasajeros que visitan su terminal pueden hacer más llevadero el retraso de su vuelo si lo esperan ante, por ejemplo, un Rembrandt original o un Van Gogh, entre otras valiosas piezas del arte holandés.
Para Otto Ambagtsheer, Director de Productos y Servicios de Schiphol, la oportunidad está clara «el museo ofrece a millones de viajeros la oportunidad de disfrutar del verdadero arte durante el rato que están aquí. Incluso aquellos que sólo están en tránsito pueden llevarse una muestra de la cultura holandesa sin salir del aeropuerto... y la entrada es gratis!».
El aeropuerto de Schiphol ha sido galardonado, de hecho, como el Mejor Aeropuerto de Europa porque no solo se ha acordado del arte sino también de la literatura, instalando la primera biblioteca aeroportuaria, diseñada como un lugar de paso y descanso y con una amplia colección de novela, ensayo, catálogos de arte y revistas. En la biblioteca, además, se puede disfrutar de música holandesa y conocer un poco más el país con las guías iPad que hay para uso de los visitantes, otra idea para promocionar la cultura local e ilustrar a viajeros de todo el mundo.
El arte de aeropuerto también da dinero
En Londres han ido un paso más allá y la Terminal 5 de Heathrow no sólo expone obras de artistas británicos contemporáneos como Lorne McKean, Mike Speller, Clarissa Koch o Jeremy Houghton,... si no que las piezas pueden adquirirse en alguna de las subastas que organiza.
Los museos y las galerías son un valor añadido para el aeropuerto ya que los pasajeros piden desde hace años, además de la enorme oferta de productos que ya hay, una manera más productiva de ocupar su tiempo mientras están en sus instalaciones.
Dicho y hecho. En Helsinki, el aeropuerto Vantaa tiene exposiciones temporales en sus dos galerías especializadas en fotografía y arte pero también ofrece experiencias en torno a la moda -puerta de embarque 31- y al diseño – puerta de embarque 11 – en las que los visitantes conocen las últimas tendencias de los diseñadores locales y pueden subirse, literalmente, a una pasarela.
En Haneda, Tokio, se han volcado más con el arte audiovisual y los proyectos emergentes, mientras que el Aeropuerto Internacional de Miami cuenta con su propio Departamento de Bellas Artes y Asuntos Culturales. Desde allí gestionan la Central Terminal Gallery, las decenas de pantallas que ofrecen arte en las distintas terminales y organizan las exposiciones que tienen como objeto «humanizar y enriquecer la experiencia en este no-lugar a menudo tan impersonal», aseguran los responsables.
El precursor de los aeropuertos-museo fue el Aeropuerto de San Francisco con su SFO Museum. Inaugurado con apenas unos metros cuadrados de pared en 1980, ha crecido y hoy acoge más de 20 galerías que ofrecen unas 40 exposiciones anuales.
Los beneficios de exponer en el aeropuerto, además de simbólicos, de crecimiento del prestigio, son indirectamente económicos ya que aunque la entrada a las exposiciones sea libre, los turistas aprecian ese servicio y acaban viendo el programa de exposiciones como un factor a tener en cuenta a la hora de elegir entre otros aeropuertos de la misma ciudad. Hacer felices a los viajeros es la clave, darles experiencias interesantes, mantenerles distraídos y relajados, los expertos en marketing lo saben, «la gente feliz gasta más» y aquí entran, no olvidemos, las ventas de merchandising, posters y recuerdos del área del arte.
En cualquier caso, no se trata de la mera exhibición de piezas de arte si no de convertir el aeropuerto en un motor más de vida cultural y artística de la ciudad.