Los mercados financieros llevan días acusando las dudas sobre el éxito final del rescate griego, ya aprobado por la UE pero a falta de que una de sus principales patas, la que está en manos privadas, cumpla también lo esperado. Hasta este miércoles oficialmente solo se sabía que 32 entidades que poseen un 40,8% de la deuda griega, acudirá al canje propuesto por el gobierno griego.
Lo comunicó el Comité de Inversores Acreedores Privados de Grecia (PCIC) que no señaló cuánta deuda griega tienen sus socios, pero sí cuales se han sumado a la quita, entre los que están algunos de los grandes bancos alemanes y franceses y el BBVA español. Por su parte, el Instituto Internacional de Finanzas calcula que un 59% de los acreedores ya ha aceptado renegociar su deuda según las condiciones impuestas en el programa de rescate de la UE y el FMI de 130.000 millones de euros.
Para que el acuerdo se cumpla, es necesario que el 75% acuda voluntariamente. Así se reduciría el 53% de la deuda griega en manos privadas, que asciende a 206.000 millones de euros, con la condonación de unos 107.000 millones mediante un canje de los bonos actuales por otros depreciados a poco más de la mitad de su valor.
El gobierno griego y los responsables comunitarios confían en que se sumen al pacto las entidades financieras necesarias en estas últimas horas. En una entrevista al diario francés Le Figaro, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, aseguraba que «el canje de deuda debería desarrollarse sin dificultades porque la operación sigue siendo interesante para el sector privado desde el punto de vista financiero». Por su parte, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, sin esperar a que venza el plazo, ha convocado ya a una videoconferencia para el viernes a los ministros de Economía de la eurozona.
Si fracasa la operación y Grecia va a la quiebra, la inestabilidad pasaría de inmediato a España e Italia, que necesitarían 350.000 millones de euros, según el Instituto Internacional de Finanzas.