En una carta dirigida a los líderes europeos, como invitación a la cumbre, Van Rompuy insiste en las medidas ya adoptadas, sin resultados en su aplicación, y pide «un enfoque más amplio, que englobe el fortalecimiento de nuestras herramientas de gestión de crisis a corto plazo y la determinación de adoptar a medio plazo más medidas para reforzar la unión económica».
Coincide con la canciller alemana y el presidente francés en asegurar la disciplina fiscal en la eurozona, pero se aleja del eje francoalemán al proponer la emisión a largo plazo de eurobonos.
Según se ha filtrado, la principal novedad de su propuesta radica en los cambios del actual fondo de rescate europeo y del futuro fondo de rescate permanente, que entraría en vigor en 2012, un año antes de lo previsto, y tendría una dotación por encima de los 500.000 millones de euros que garantice una posible asistencia financiera a España o Italia, si lo necesitan, y así evitar el contagio de la crisis.
El fondo de rescate permanente, denominado Mecanismo Europeo de Estabilidad, podría participar directamente en la recapitalización bancaria y no mediante ayudas a los países; y convertirse en una institución de crédito, de forma que pueda acceder a la financiación del Banco Central Europeo, como el resto de las entidades.
Es una idea ya debatida y rechazada por Alemania que el presidente del Consejo recupera, una vez que ha fracasado el propósito de elevar la capacidad del fondo hasta el billón de euros con la inversión privada y de los países emergentes.
Herman van Rompuy también propone la revisión del Tratado de la UE con dos posibilidades: una más fácil, mediante la reforma de uno de los protocolos sobre déficit excesivo, que permitiría a la Comisión Europea y al Eurogrupo revisar los presupuestos nacionales antes de que sean aprobados por los Parlamentos respectivos e introducir las modificaciones que se consideren oportunas en nombre de la disciplina. Con la unanimidad de los 27, esta fórmula no requeriría la aprobación, previsiblemente problemática, en cada uno de los Estados miembros.
La otra posibilidad contempla una reforma en profundidad de los Tratados sobre la disciplina presupuestaria y el mecanismo de voto en los países del euro, que sí exigiría la ratificación en cada uno de los 27 Estados y tardaría años en ponerse en marcha.
Habrá que ver qué ocurre en la cumbre de Bruselas y cómo las propuestas de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy se engarzan con las de van Rompuy, quien ha querido dejar claro en esa carta a los jefes de Estado y de gobierno que el debate se basará en el informe provisional que preparó con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, en el que se establecen «posibles movimientos hacia una unión económica más fuerte».