Nada de glamour, ni jets privados ni sesiones fotográficas en bañador. En tiempos de crisis, los gestos son para los políticos tan importantes como las acciones, así que este verano toca dar señales de austeridad y preocupación por el estado de la cosa pública. Los principales líderes europeos han optado por «escaparse» unos días de agosto y siempre recalcando que no abandonan el timón, ese timón que tantas dudas levanta a la vista de los resultados.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, ha recibido fuertes críticas de la oposición por irse a pasar unos días a Sanxenxo (Pontevedra) su lugar habitual de vacaciones. En Moncloa no han concretado cuántos días estará fuera el jefe del ejecutivo, pero Rajoy tiene previsto viajar a Palma de Mallorca el día 14 para la habitual audiencia de verano con el Rey. En cualquier caso, el 24 de agosto está fijado un consejo de ministros que, previsiblemente, adoptará nuevas medidas de austeridad.
Rajoy se fue a su tierra con la prima de riesgo por encima de los 500 puntos, tiene pendientes los flecos para responder al rescate bancario europeo y, según él mismo admitió, la posibilidad de pedir al fondo de rescate que compre deuda española, siempre pendiente de que el Banco Central Europeo actúe, como prometió su presidente, Mario Dragui. El nuevo curso político se presenta temible, ante las previsiones de más recesión, más paro y ninguna confianza de los mercados en la estabilidad de la economía española a pesar de los duros recortes aprobados.
Si España pasa el verano en la cuerda floja, no se queda atrás Italia, siempre pendiente de que el dominó económico europeo la arrastre hasta la necesidad de pedir algún tipo de rescate europeo. El primer ministro italiano, Mario Monti, pasa una semana de vacaciones junto al lago Maggiore, con la previsión de poner en marcha a la vuelta una serie de medidas económicas anunciadas para recortar el gasto público y cumplir las exigencias de Bruselas. Con la situación económica como libro de cabecera, Italia empieza a prepararse para las elecciones de marzo, lo cual se traduce en movimientos de los partidos políticos, entre ellos, el de Berlusconi, para tomar posiciones de ventaja que repercuten en el actual apoyo que prestan al gobierno tecnócrata.
Rajoy y Monti no pierden de vista los movimientos de la canciller alemana, Angela Merkel, quien este lunes se reincorpora a la cancillería, tras haber pasado por el festival de Bayreuth, unos días en los Alpes italianos y otros pocos en su casa del Este de Alemania, lejos aparentemente de mercados financieros y maniobras políticas. En Berlín se habrá encontrado con un amplio debate abierto entre las fuerzas políticas de su coalición y de la oposición sobre la política europea que Alemania está desarrollando y con la idea sobre la mesa de celebrar en un futuro un inconcreto referéndum sobre la cuestión.
Para empezar, es inminente el pronunciamiento del Tribunal Constitucional alemán sobre el pacto fiscal y el Mecanismo de Estabiliad Europea (MEDE) que puede aliviar o complicar las previsiones de Merkel, presionada desde todas las capitales europeas para que afloje la cuerda y permita una actuación decidida del BCE y de los fondos de rescate. Un dato más, el año que viene hay elecciones generales en Alemania y la política interna va a influir aún más en las decisiones de Berlín.
Merkel se resiste a aparecer como «la mala» de la UE y seguirá buscando un difícil consenso con el presidente francés, François Hollande, quien se ha preocupado en sus vacaciones de mantener la imagen de «normalidad» que le llevó a la presidencia. Desmarcándose de los habituales shows veraniegos de su antecesor, Nicolas Sarkozy, Hollande pasa dos semanas con su compañera, Valérie Trierweiler, en la residencia oficial del Fuerte de Brégançon, en la Costa Azul, donde, a pesar de la crisis familiar, tampoco ha rehusado los saludos a los vecinos con foto incluida.
La vuelta del verano se presenta comprometida para Hollande. Es ahora cuando, pasados los meses de gracia, deberá poner en marcha el proyecto socialista que le ha instalado en el Elíseo. Desde el punto de vista interno, un amplio programa social difícil de concretar a la vez que se reduce el déficit público. Desde el punto de vista europeo, qué hacer con el pacto fiscal, caballo de batalla de su campaña electoral y aprobado por los 27. De momento, la bandera que enarboló por el crecimiento europeo son solo palabras. Da miedo el otoño.
En Londres aparentan ver las cosas de forma distinta por eso de que no están en el euro y de que empieza la resaca del éxito de los Juegos Olímpicos. El premier británico, David Cameron, ha decidido viajar a España con su familia y, por segundo año consecutivo, ha elegido Ibiza como destino. Según el diario 'The Guardian', la familia estará diez días en la isla, tras los que volverán a su propio país a seguir disfrutando de sus días de descanso. También el número dos del gobierno británico, Nick Clegg, se encuentra en España de vacaciones. La elección del destino, en este caso, está más influida por motivos familiares que de ocio, pues Mrs. Clegg es natural de Olmedo, en Valladolid, dónde viven sus padres.