De los 21 jefes de estado y de gobierno que han asistido a la entrega del Nobel de la Paz a la Unión Europea, todos las miradas se han centrado en dos. Han estado juntos, no se han mirado mucho, pero han acabado alzando los brazos en un símbolo de unidad. Angela Merkel y François Hollande. Alemania y Francia. Los dos países que más guerras han librado entre sí a lo largo de la historia europea, y que fueron los que decidieron que era momento de que «el continente de la guerra diera paso al continente de la paz», como ha expresado una y otra vez estos días el presidente del Consejo Europeo. Herman Van Rompuy.
En el acto de hoy, falta el tercer país que facilitó el fin de las grandes contiendas bélicas en el continente: Reino Unido. David Cameron ha preferido ganar votos antieuropeístas, que estar en la foto de família. En su lugar ha estado Nick Clegg. Aun así la de hoy no ha sido una gran celebración. Caras serias y gestos de preocupación. A muchos no les faltan razones. El italiano Mario Monti, que ahora tiene que hacer frente no sólo a una crisis financiera sino también política. El presidente rumano, Trian Basescu, que acaba de sufrir una dura derrota electoral en su país, el griego Andonis Samaras, que no encuentra salida a la sangría económica y social de su país, o el español Mariano Rajoy, en una situación similar a la de sus socios mediterráneos. También el rictus serio, del presidente del Banco Central Europeo.
Todos ellos han escuchado las palabras del presidente del comité noruego del Nobel, Thorbjorn Jagland, haciendo un llamamiento a los países de la UE para «actuar juntos» y no caer en proteccionismos «que lleven a ceder ante trampas del pasado». Jagland, que es quien más ha hablado de la crisis que azota Europa, ha subrayado ante los líderes europeos que «la paz no se puede dar por hecha» y que «conviene ganarla todos los días». También ha recordado a los Veintisiete que pese a la crisis, la Unión Europea debe de seguir avanzando, además de salvaguardar lo que ha ganado y mejorarlo «para resolver los problemas que amenazan hoy en día a la comunidad europea».
Poco después el presidente del Consejo de Europa, Herman van Rompuy ha insistido en que «en un tiempo de inseguridad, este día recuerda a los habitantes en Europa y en todo el mundo el objetivo fundamental de la Unión Europea: impulsar la hermandad entre las naciones europeas, ahora y en el futuro». Junto al belga han recogido el galardón, el portugués Jose Manuel Durao Barroso y el alemán Martin Schulz, presidentes de la Comisión y del Parlamento respectivamente.
La Unión ha recibido el premio Nobel de la Paz en reconocimiento de las más de seis décadas de paz y estabilidad en Europa en una ceremonia a la que asistieron veintiún Jefes de Estado y Gobierno europeos, así como los reyes y príncipes herederos de Noruega.»La historia no es una novela con final feliz y la UE sigue siendo responsable de lo que tiene por delante», afirmó el político belga en relación a la crisis económica por la que atraviesan los Veintisiete.
La UE destinará los 930.000 euros con los que está dotado el Nobel de la Paz a proyectos en apoyo de los niños víctimas de guerras y conflictos.
El Nobel en la prensa internacional
La Unión Europea acepta el Nobel de la Paz en Oslo (France24)
En plena tormenta, Europa recibe el Nobel de la paz Le Monde
La UE recoge el Nobel de la Paz en Oslo BBC
El precio de la paz Frankfurter Allgemeine
«Hablar de la paz no convencerá a los que han sido despedidos» El País