El próximo 18 de septiembre, Reino Unido vivirá un momento crucial de su historia más reciente. En ese último jueves de verano, Escocia podría cumplir un sueño si finalmente triunfa el sí a la independencia en un referéndum que, curiosamente, apoyan más ingleses que los propios escoceses.
Según un estudio realizado por la prestigiosa publicación The Times, el 24 % de las personas que se definen como «inglesas o británicas» están a favor de que Escocia se independice, frente a un 23% de las que se describen como escocesas.
Para algunos, la cuestión escocesa es un tema meramente político que realmente no «quita el sueño» a la población de esta parte de Reino Unido. El gobierno escocés presentó el pasado mes de noviembre un plan de independencia de Gran Bretaña con el que pretende conservar la libra esterlina como moneda, permanecer en la Unión Europea e ingresar en la OTAN. Ya que, en caso de triunfar el «sí» en dicho referéndum, se declararía la independencia de Escocia el 24 de marzo de 2016.
Sin embargo, el secretario de Estado para Europa del Gobierno británico, David Lidington, ha calificado de «inverosímil» el plan de Escocia para integrarse en la UE dentro de esos dos años. Lidington en una entrevista en televisión, ha admitido que la adhesión requiere de la aprobación de los 28 Estados miembro. También ha calificado esta como una cuestión «compleja» y cuyas negociaciones «llevan tiempo», descartando que pueda producirse de forma «automática» tras una hipotética independencia.
La respuesta del gobierno escocés no ha tardado en llegar y un portavoz del mismo ha destacado que «no beneficia a nadie excluir a Escocia de la Unión Europea». Lidington asume que en la Unión seguramente «habrá algunos países con movimientos secesionistas que tengan sus reticencias a dar luz verde» a Escocia. Pero hay más temas que resolver como, partidas presupuestarias, control de fronteras y, sobre todo, derechos pesqueros.
De momento, la semana que viene el ministro de Exteriores británico, William Hague, tiene previsto exponer en Glasgow un análisis sobre temas internacionales relacionados con la posible independencia escocesa, en lo que se espera sea todo un alegato del gobierno de Cameron contra esta posibilidad.
«No nos preocupa el veto español»
El ministro principal escocés, Alex Salmond, preguntado por si le preocupa que España se manifieste en contra de una hipotética permanencia de Escocia en la UE en el caso de que triunfara el sí en el referéndum, ha dicho que «no es el veto español el que nos debería preocupar, sino el veto británico».
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, ha asegurado que una Escocia independiente debería ponerse a la cola y solicitar su ingreso en la UE si opta por la independencia.
Lo mismo ha dicho respecto a Cataluña. Después de reiterar que «no es competencia de la Comisión pronunciarse sobre cuestiones internas constitucionales españolas», ha dicho este jueves en el programa 'Los Desayunos de TVE': «El derecho europeo lo dice claramente». «Si hay un territorio de un país que vaya a salir de ese país, claro que es otro Estado y ahí tendría que pedir la adhesión, si quiere, a la UE, y los otros países tendrían que aceptarlo para ser miembro».
Por su parte, Lidington lanza en otro aviso a Escocia. Si se independiza se toparía también con las reticencias de países de Europa del Este «que tienen sus propias preocupaciones por la lentitud con la que están accediendo a los fondos agrícolas de la UE».