No encuentran soluciones al paro
Dos días de debates en Bruselas centrados en dos temas: aplicar las medidas de austeridad que imperan en centroeuropa y reducir el paro en sureuropa, aunque sin llegar a acuerdos. Los jefes de estado y de gobierno de los 27 coinciden en que el mayor problema en estos momentos es el desempleo, principalmente el juvenil, pero no consiguen dar una respuesta efectiva a un problema que afecta a 26 millones de europeos.
La Cumbe de primavera ha servido para despedir al primer ministro italiano, Mario Monti, -en estos momentos en funciones-, personalizando así, un claro ejemplo de la inefectividad de las medidas económicas impuestas hasta ahora. Poco más. José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión ha dicho que «el empleo está en el centro de nuestras preocupaciones. Hay demasiados jóvenes que se preguntan si encontrarán trabajo y si tendrán la misma calidad de vida de sus padres», ... una inquietud que no tiene respuesta política. Herman Van Rompuy, presidente del Consejo, ha añadido que «es necesaria una política específica de empleo que haga nuestro crecimiento más intenso en términos laborales», pero ningún compromiso.
Mientras, los presidentes de los países afectados por los recortes y el paro, alertan de que la actual situación puede producir un rechazo hacia Europa, principalmente en aquellas zonas donde los gobiernos han tenido que aplicar recortes y ajustes estructurales. François Hollande, ha dicho que el debate de jueves y viernes «no ha tenido conclusiones inmediatas, pero ha sido útil, con una dirección estratégica sobre la zona euro». Pero no ha concretado propuestas de acción.
Y Barroso, como si no fuera con él la cosa, y solo fuera un simple espectador -que parece que lo es cada vez más- ha dicho «he sentido que entre ellos había una voluntad de hacer converger posturas» y ha negado que hubiera dos posiciones enfrentadas entre los países europeos. Una explicación en la que ha profundizado la canciller alemana Angela Merkel, que ha dicho que ningún líder se ha opuesto a mantener la política de reducción del déficit público «lo antes posible» y que habrá algun atisbo de compasión hacia los países que presentan más problemas. Merkel ha explicado que Portugal ha conseguido un año más de plazo para corregir su déficit y ha dicho «Portugal ha cumplido todas las condiciones que le ha impuesto la troika». Sobre España ha reconocido que el país «no ha podido reducirlo tan rápido como pensamos hace dos años, pero no significa que las medidas acordadas sean menos importantes».
Para Bruselas, Irlanda, uno de los países rescatados, es el ejemplo de que las drásticas exigencias políticas impuestas por Bruselas son el camino a seguir. Barroso ha dicho «la prueba de que estos programas funcionan la ha dado esta semana Irlanda, que emitió deuda a 10 años y lo hizo a tipos inferiores a los de Italia y España». Unas palabras que pueden tener doble lectura, porque ha añadido «un país sujeto a un programa (de rescate) va al mercado y obtiene mejores condiciones que economías como la española y la italiana». No sabemos si quiere decir que el empecinamiento de las dos grandes economías del sur de Europa por no pedir el rescate, les ha perjudicado.
El bueno de Van Rompuy, que no ha utilizado haikus en la rueda de prensa, ha dicho que la respuesta a cómo encontrar el crecimiento económico está en tres valores «confianza, crédito y competitividad». Podía haber dicho aquello de «tres cosas hay en la vida....», Ah, y ha añadido «pero además se necesita una política de empleo específica, para hacer que nuestro crecimiento sea más rico en creación de empleo». Interesante y vacía respuesta del presidente de Europa. El único que ve las orejas al lobo parece ser el presidente francés, François Hollande, que ha pedido que extraigan lecciones de lo sucedido en las elecciones italianas, que perdió Mario Monti tras aplicar todos los ajustes y reformas exigidas por la UE.
En fin mucho bla, bla y pocos resultados. Tampoco había muchas más espectativas. Para ejemplo la nota de prensa del Consejo Europeo, en su primer párrafo dice: «Mucho hemos obrado en estos últimos años para dar respuesta a las dificultades acuciantes derivadas de la crisis financiera y de la deuda soberana, con el objetivo de allanar el camino de regreso a un crecimiento creador de empleo sostenible y de conseguir una mejor gobernanza económica tanto en la UE como en la zona del euro. Mucho está ya hecho, aunque quedan incertidumbres en los mercados financieros. Con todo, el estancamiento previsto de la actividad económica en 2013 y los niveles de desempleo inadmisiblemente elevados ponen de relieve la crucial importancia de acelerar los esfuerzos prioritarios en favor del crecimiento al tiempo que se persigue un saneamiento presupuestario favorable al crecimiento». Una cumbe demasiado «ni-ni», ni respuestas, ni compromisos.