El Real Madrid saltó al terreno de juego sin la brillantez de otras noches europeas. Con un fútbol poco vistoso, espeso, fallos defensivos y pocas ideas en ataque. Ninguna de la líneas se salvó de la quema. Incluso Iker Casillas, salvador del Madrid en tantas ocasiones, falló estrepitosamente.
Un error de Pepe en el minuto 36 propició que Lewandowski pusiera el marcador a favor del equipo alemán. Pero la alegría les duraría muy poco ya que, tan solo dos minutos después, Cristiano Ronaldo empató tras pase de 40 metros de Ozil. Con este empate a un gol finalizaron los primeros 45 minutos.
En la segunda mitad el equipo de Mourinho no conseguía hacer ese juego de control al que nos tiene acostumbrados, sino todo lo contrario. Un juego vertical y sin sentido que presagiaba el resultado con el que finalmente terminó el encuentro. La lesión de Khedira no le pudo venir peor al equipo español, que tuvo que ser sustituido por Modric, que no tuvo su noche.
El Madrid parecía que se conformaba con el marcador de empate a uno. Las individualidades de calidad de los jugadores del Madrid tampoco se prodigaron, cosa que le vino muy bien al marco defendido por Weidenfeller.
La pasividad del equipo madrileño propició que en el minuto 64, Schmelzer adelantara al Borussia, tras fallo de Casillas y nuevamente Pepe. No hubo reacción madridista, que únicamente lo intentó en los últimos 10 minutos sin que crearan ocasiones de verdadero peligro.
Derrota del equipo blanco que se verá nuevamente las caras con el equipo alemán en el Bernabéu dentro de 2 semanas, y al que una victoria le devolvería el liderato de grupo. La estrella del Real Madrid restaba después importancia al resultado: «No hay que dramatizar porque quedan muchos partidos y estamos bien posicionados». En la misma línea, el entrenador Mourinho pretendía ser optimista: «Hemos perdido un partido pero estamos en una buena posición para seguir adelante». La maldición de Alemania pesa mucho al Real Madrid.