El desarrollo de este robot forma parte del proyecto europeo VineRobot, cuyos socios se reúnen estos días en la Universitat Politècnica de Valencia para evaluar el primer año de trabajo. El proyecto, en el que participa el Laboratorio de Robótica Agrícola de la UPV, está liderado por la Universidad de La Rioja. Completan el consorcio la empresa española Avanzare, las francesas FORCE-A y Wall-YE y la italiana Sivis, junto con Les Vignerons de Buzet, una bodega cooperativa próxima a Burdeos; y la Universidad Hochschule Geisenheim (Alemania).
La mayor ventaja que ofrecerá este proyecto radica en la disponibilidad de una ingente cantidad de datos obtenidos automáticamente que, al ser representados en mapas sencillos, permitirán la fácil interpretación por parte de cualquier usuario, así como la transmisión de la información de manera inalámbrica desde la parcela.
«La robótica y la agricultura de precisión proveen al productor de potentes herramientas para mejorar la competitividad de sus explotaciones. Robots como el que desarrollamos en este proyecto no sustituirán al viticultor, sino que lo que harán será facilitar su trabajo, evitándole la parte más dura en campo. Entre sus múltiples ventajas, permitirá predecir la producción de uva, o su grado de maduración para estimar su calidad sin tocarla y de forma inmediata», han destacado Javier Tardáguila coordinador del proyecto e investigador de la Universidad de La Rioja y Francisco Rovira, investigador del Laboratorio de Robótica Agrícola de la UPV.
Asimismo, Rovira apunta que un efecto colateral, pero positivo para Europa, es la atracción que ejerce la aplicación al campo de las nuevas tecnologías –robótica, agricultura de precisión, y tecnologías de la información– sobre jóvenes agricultores, «ya que la elevada edad media de los agricultores es un tema recurrente de preocupación en países industrializados.
Primer prototipo
En el marco de la reunión del proyecto que acoge la UPV, los investigadores han presentado el prototipo del robot en el que llevan trabajando desde el año pasado. El robot incluye un circuito básico de seguridad con varios pulsadores de emergencia y un parachoques que detiene el robot ante cualquier obstáculo. El primer año se ha trabajado básicamente en la movilidad del robot en campo, mejorando el sistema de suspensión y el de tracción para ascender pendientes en presencia de malas hierbas.
De cara al próximo año, el reto es dotar al robot de autonomía para navegar entre las filas de viñedos de manera segura mediante visión estereoscópica, así como la integración de una cámara lateral que proporcione información sobre el estado vegetativo de las plantas y posibles racimos.
El proyecto está financiado con más de dos millones de euros por la convocatoria ICT-Robotics del VII Programa Marco de la Unión Europea y concluirá a finales de 2016.