Hace dos semanas que un enorme trozo de hielo se desprendió del glaciar Mertz cuando un iceberg a la deriva chocó contra él. Desde entonces las dos grandes masas de hielo flotan juntas.
El iceberg está detenido en una zona muy especial, llamada polinia. Son zonas en las que el agua es más densa, helada, rica en sal y se hunde hacia el fondo del mar, de manera que las corrientes se mueven como si estuvieran en una correa transportadora. Si el iceberg permanece ahí mucho tiempo puede tener consecuencias importantes en el clima del Atlántico norte.
El bloque de hielo, de 2550 kilómetros cuadrados estaba casi suelta «colgaba como un diente flojo», ha indicado Benoit Legresy, experto francés que junto a científicos australianos monitorea el glaciar Metz desde hace una década.
La masa de hielo de 78 kilómetros de largo y la mitad de ancho, con un peso de mil millones de toneladas fue embestida por el iceberg B9B que se separó del continente en 1987.
Los científicos habían instalado equipos de GPS y otros instrumentos de medición en el glaciar Metz por lo que ahora podrán tener por primera vez un registro completo y detallado de la «separación de un iceberg: antes, durante y después», como han señalado los cietíficos.
Los icebergs terminan derritiéndose de forma natural, pero no se puede saber su expectativa de vida que depende de hacia donde se desplazan y en este caso pueden durar décadas o si permanecen atascados contra la masa Antártica y ahí duran mucho más.