Un modelo alemán. La jornada reducida

Alemania ha conseguido mantener los puestos de trabajo gracias a un acuerdo con los trabajadores que, de forma ejemplar, han preferido reducir las horas de trabajo y, por lo tanto los sueldos, para así salvar sus empleos.

Las empresas han recibido subsidios, los empleados han mantenido su puesto de trabajo y el Gobierno se ha librado del paro. Ha sido una buena solución que, como analiza Daniel Peral en este artículo, funciona en economías como la alemana que va sobre cuatro ruedas. Cuando la economía es a base de cemento y ladrillo, como la española, no hay mucho horario que reducir.

una joven busca anuncios de empleo en un periódico
Foto:CE

En primer lugar la mala noticia. Este sistema apenas tiene aplicación en países donde prima la construcción y los servicios, como España. Esta más indicado para los que poseen una potente industria de manufacturas, automóvil, electrónica o química.

En los países industriales bajó la producción por la crisis económica, pero al recuperarse la demanda, la flexibilidad del sistema de jornada reducida permite mantener una plantilla cualificada y retomar la producción normal, algo que no parece que vaya a suceder en nuestro país con el ladrillo.

El año pasado, el trabajo a tiempo parcial ha salvado en Alemania 300 000 empleos, según la Agencia Federal de Trabajo de Nüremberg. La agencia ha bombeado en estos doce meses 5.000 millones para el millón de empleados que han trabajado, como media, un tercio menos.

El subsidio solo cubre una parte de la reducción del salario, el 60%, y la reducción salarial de, al menos, un tercio de los empleados debe de ser como mínimo del 10%.

Todos se benefician de esta fórmula: las empresas ahorran sueldos y conservan su fuerza laboral. Los empleados mantienen sus puestos de trabajo. En esta crisis, el modelo alemán se ha mostrado beneficioso.

La reglamentición de la jornada reducida está limitada, en principio, a seis meses. En caso de condiciones excepcionales, se puede ir ampliando hasta los dos años, máximo.

Una de las empresas que más ha empleado esta fórmula en Alemania es el consorcio Daimler. De 160.000 trabajadores, 27.400 se han visto afectados por la reducción de empleo. En BMW, debido al descenso de la demanda, tras las vacaciones navideñas se volverá a aplicar la medida, tres semanas sin trabajo, que afectará a 8000 de los 19000 empleados.

Este subsidio, entienden los responsables de la Agencia Federal alemana, es más rentable que el de desempleo. Pero, eso sí , subrayan, si la coyuntura no mejora y el trabajador subempleado tiene que ser despedido finalmente, habríamos pagado el doble.

Para este año, las previsiones son que 500. 000 trabajadores se vean afectados por la reducción de jornada, la mitad que el año pasado.

Pero nada es perfecto, y tampoco en el, a veces, modélico norte de Europa. Se han dado cientos de casos de falseamiento de datos, sobre todo en pequeñas empresas, que han recibido subsidios sin realmente recortar la producción y que están siendo investigados por la fiscalía.

¿Y la buena noticia?¿La buena noticia? ...Uhm! Pues que tendremos que creer las previsiones de los gobiernos, que la economía se va a recuperar y que no tendremos que utilizar esta u otras medidas y que estamos en la vía de la reforma del sistema productivo, lejos del cemento, que hemos aprendido la lección de los años pasados.

Fracasada la agenda de innovación, fijada en Lisboa el año 2.000, ahora la presidencia de turno española de la Unión propone un decenio de mayor coordinación económica y la fijación de nuevos objetivos de crecimiento y de competitividad. Que la década nos coja... preparados.

Daniel Peral para euroXpress