El líder de Nueva Democracia, que tomó posesión ayer de su cargo sin conocer la composición del ejecutivo, apeló al patriotismo de los ciudadanos, a la unidad nacional y al trabajo duro del gobierno para «dar esperanza» a la población griega.
El acuerdo entre las tres fuerzas políticas da legitimidad al nuevo gabinete griego, que tendrá un fuerte respaldo parlamentario con 179 de los 300 escaños (129 de ND, 33 del Pasok y 17 de Dimar), pero presenta problemas de política interna, por la rivalidad que siempre han mantenido los tres partidos. La fórmula encontrada para salvar contradicciones por el Pasok y el centroizquierda de Dimar es participar en el gobierno con figuras no relevantes de sus ejecutivas, sino con tecnócratas o destacados miembros de la sociedad civil.
El propósito es formar un gobierno que tenga representatividad y fuerza para negociar en Bruselas nuevos términos o plazos del programa de ayuda financiera. Tras la celebración de las elecciones, la UE ha planteado que hay espacio para ampliar los objetivos de déficit pero sin retocar las metas perseguidas.
Para Atenas, lo prioritario es conseguir liquidez inmediata para pagar sueldos y pensiones en los próximos meses. Después, aceptar que la troika acepte una prórroga de dos años, hasta finales de 2016, para cumplir el programa de reformas y recortes presupuestarios.