La evolución química de las atmósferas de la Tierra y del satélite de Saturno Titán estuvo marcada por el último gran bombardeo de asteroides y cometas que se produjo durante la formación del Sistema Solar, hace unos 3.900 millones de años. Científicos españoles , que participan en un programa de la Agencia Espacial Europea, ESA; la NASA y la Agencia Espacial italiana han hallado grandes similitudes entre la Tierra y Titán, a pesar de que se formaron muy lejos el uno del otro. La evolución posterior del Planeta Azul hizo que se dieran las condiciones para que en él surgiera la vida.El análisis de los datos obtenidos por la misión Cassini- Huygens ha llevado a los científicos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Josep María Trigo y Francisco Javier Martín, a la conclusión de que cuando hace 3.900 años se produjo un «gran bombardeo tardío» a consecuencia de la migración de los planetas gigantes Júpiter y Saturno hasta sus actuales órbitas gran cantidad de objetos celestes ricos en agua y en materia orgánica comenzaran a impactar sobre planetas rocosos como la Tierra.
Las atmósferas del satélite de Saturno, Titán y la de nuestro planeta tuvieron una evolución muy parecida, a pesar de que se encuentran muy alejados. La Tierra está nueve veces más cerca del Sol que el satélite. Ambas atmósferas son muy parecidas y apuntan a un origen similar derivado del impacto de cometas y asteroides.
La gran diferencia está en que la Tierra se formó muy cerca del Sol, y su calor la enriqueció con los ingredientes básicos para la aparición de la vida. Según Trigo, del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC) y el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, la gran abubndancia de metales en la superficie del Planeta Azul revela el proceso de bombardeo a que fue sometida, además «los volcanes emanan gases con anomalías características de los meteoritos condríticos». Por su parte Martín Torres, del centro de Astrobiología añade que la llegada de estos compuestos, y de partículas que favorecieron la síntesis de otras moléculas bajo el influjo de la radiación del Sol «permitió convertir nuestro planeta en el único oasis de vida que, por ahora conocemos».
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