El gobierno de Jean-Marc Ayrault prevé aprobar el proyecto el próximo 24 de octubre y que la ley entre en vigor en el primer semestre de 2013. Cuando se anunció el pasado junio, el primer ministro aseguró que «el derecho al matrimonio y la adopción se abrirá a todas las parejas sin discriminación». Era una de las promesas electorales del presidente François Hollande.
Desde el primer momento, la idea cuenta con el rechazo de la Iglesia católica. El pasado agosto, el presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, el cardenal André Vingt-Trois, consideró oportuno «dar una señal nacional» y convocó a una oración nacional en todas las parroquias para que «algunos de nuestros fieles se sensibilicen, incluso entre nuestros parlamentarios».
Pero el cardenal Barbarin ahora ha ido más allá con sus descalificaciones del matrimonio homosexual. Tras reunirse con el ministro del Interior, Manuel Valls, dijo en una entrevista a la cadena TLM y otros medios que «las consecuencias pueden ser innumerables», «después van a querer hacer parejas de tres o de cuatro. Luego, un día, la prohibición del incesto caerá», afirmó el arzobispo, quien ya llamó la atención anteriormente cuando declaró que el Parlamento no puede sustituir a «Dios padre».
El gobierno francés respeta las opiniones del cardenal y Valls considera que está en derecho, «tal vez en su deber» y que nadie debe pensar que se atenta contra sus convicciones. Desde el ministerio de Derechos de la Mujer se aclara que «el matrimonio abierto es una cuestión de igualdad de derechos, no un deseo de romper la familia».
El posible sucesor de Sarkozy al frente de la UMP, Jean-François Copé, señala que «hay que respetar todas las tendencias», aunque él no es partidario de la ley. Para el Partido Radical de Izquierda, las palabras de Barbarin son «aberraciones». Dicen que la Iglesia «debe admitir definitivamente que la laicización del Derecho es una evolución irreversible de nuestra sociedad». Los colectivos LGBT creen que la Iglesia no debe interferir en el debate político. «Es escandaloso, pero estamos acostumbrados», dice un portavoz.
Francia será el noveno país de Europa que reconoce el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo. Holanda abrió el camino en 2001 y después aprobaron leyes similares, con diferencias en el reconocimiento de derechos, Bélgica, España, Noruega, Suecia, Dinamarca, Portugal e Islandia.