Erdogan ha querido dar una muestra de firmeza y ha aprovechado su visita a la capital alemana para lanzar ese ultimátum a la Unión Europea: diez años más. «Probablemente no nos harán esperar tanto, pero si lo hacen, la UE saldrá perdiendo y finalmente perderá a Turquía», ha dicho el primer ministro.

La crisis económica en Europa no asusta a Ankara, cuyo gobierno confía en el éxito de la UE y cree que ambas partes se beneficiarían de la incorporación de Turquía al club comunitario, por eso Erdogan ha señalado que bloquear el acceso al país por motivos políticos no beneficia a nadie. La canciller Merkel ha recordado que la Comisión Europea ha señalado «ciertos puntos» que Ankara debe revisar, pero ha asegurado que apoyará la continuación de las negociaciones de adhesión.

En su último informe sobre el proceso de ampliación europea, Bruselas ponía una mala nota a Turquía y hablaba de retroceso en libertades y respeto a los derechos fundamentales, además de recordar el problema de la partición de Chipre. También el primer ministro turco se ha defendido en ese último aspecto y ha señalado que la incorporación de «Chipre del Sur a la UE fue un error que sigue creciendo».

El asunto no estaba previsto en la agenda de la visita del mandatario turco a Berlín, que se centró en la repercusión de la guerra siria en Turquía. «La situación en Siria es una gran carga para Turquía», reconoció Merkel, quien garantizó a Erdogan el apoyo alemán por la «actitud serena» del gobierno de Ankara y su disposición a acoger a los refugiados sirios. La canciller también dio su apoyo al primer ministro turco en la lucha contra los radicales kurdos del PKK. Erdogan ha exigido claridad a la ONU sobre la guerra en Siria.