Poroshenko, que se ha caracterizado siempre por su postura proeuropeísta, ha anunciado en Kiev que va a acometer una serie de reformas, tal y como recoge esta semana la prensa local. Serán un total de 60 reformas claves y programas especiales, cuyo cumplimiento podrá permitir a Ucrania presentar la solicitud de adhesión a la UE. Si es aceptada, Ucrania deberá seguir acometiendo otras tantas reformas tal como exigen las leyes de la Unión. Uno de los principales temas a modificar será el judicial para que la población recobre la confianza en sus instituciones.
Por otra parte, según un decreto promulgado ayer por Poroshenko, éste ha encargado al Gobierno que elabore cuanto antes un proyecto de ley para renunciar al estatus de no alineado que tiene en la actualidad Ucrania. De esta manera se abre la puerta a una antigua petición del país, su futuro ingreso en la OTAN, lo que sin duda cambiaría sobremanera el contexto del conflicto político que se vive en algunas partes del este del país donde el apoyo de Rusia a las milicias independentistas aún continua en entre dicho.
Ya el pasado mes de agosto y debido a estos conflictos, el Consejo nacional de Seguridad y Defensa del Ucrania ratificó su intención de adoptar medidas para fortalecer la defensa del país. Consideró, una prioridad el desarrollo de relaciones estratégicas de Ucrania con socios como Estados Unidos, la UE y la OTAN. Anteriormente, el 17 de septiembre, el Parlamento ucraniano ratificó el Acuerdo de Asociación con la UE promovido en junio. La cooperación comercial entrará en vigor en 2016.
Mucho que mejorar
Para solicitar formalmente la adhesión al conglomerado europeo y si esta continúa por los cauces pertinentes, le esperan a Ucrania más de una década de duras reformas con el objetivo de transformar de manera significativa el país. 45 millones de personas viven en el que podría ser el nuevo país de la UE pero también en uno de los más pobres. Una economía por los suelos, datos macroeconómicos nefastos y unos indicadores sociales y políticos bajo mínimos que debería mejorar sobremanera.
En la actualidad, Kiev acumula una deuda pública que sobrepasa los 55.000 millones de euros y una balanza comercial negativa de 10.279 millones. Según Doing Business, que mide el potencial de los diferentes países a la hora de establecer negocios y captar inversión extranjera, Ucrania se sitúa en la parte baja de la clasificación de unos 200 países analizados.
Se encuentra también entre uno de los 20 países del mundo con el índice de corrupción más alto y las agencias de calificación como S&P y Fitch llevan años situándo a su economía en el peligroso escalafón de la triple C (CCC). En la parte positiva, su tasa de desempleo que bajó el pasado mes de julio al 8,6%, una mejor que la de media de la UE y de la de grandes potencias del viejo continente. La media de los salarios se sitúa solo en 104 euros por mes.