Atrás quedan las negociaciones y los equilibrismos. Los líderes europeos han tenido que dirimir con cálculos entre familias políticas, género y geografía. El este, con Polonia al frente, ha visto recompensada su vehemencia en su política contra Moscú con la presidencia en el Consejo.
Tusk y Mogherini tienen al frente una legislatura en la que deben abordar crisis internacionales empezando por la tensión con Rusia, la más importante desde la Guerra Fría, Gaza, Libia, Siria, Egipto e Irak. Pero también en suelo europeo, como el referéndum del Reino Unido para salir de la UE previsto para 2017, así como la recuperación de la economía, en especial la lucha contra el desempleo.
Tusk, conservador, es el primer líder proveniente del este en ostentar la presidencia del Consejo y era el favorito en las quinielas, también del premier británico David Cameron y de la canciller Angela Merkel. El hasta ahora primer ministro polaco, ha sido una de las voces más críticas contra Rusia y cuyo país pidió una reunión de urgencia de la OTAN a principios de marzo tras afirmar que la crisis en Ucrania afectaba a su seguridad, ya que sus fronteras son colindantes. Polonia es un país que no forma parte de la Eurozona, aunque ello no será un impedimento para participar en las reuniones del Eurogrupo, según ha confirmado Van Rompuy.
Entre los puntos flacos de Tusk están, sin embargo, su escaso conocimiento de lenguas: ni francés ni inglés, y un poco de alemán. Aún así, ha asegurado que mejorará en materia de idiomas: «tranquilos, estaré preparado», ha dicho a los suspicaces periodistas.
Por su parte, la italiana Federica Mogherini, con excelente dominio de inglés y francés, ha sido finalmente la elegida para sustituir a la británica Catherine Ashton en la cartera de exteriores. La delfín de Matteo Renzi ha sido un hueso duro de roer en las negociaciones. En la pasada reunión de julio su designación no cuajó, en especial por la oposición de los países bálticos y de Polonia, por considerarla demasiado tibia con el gobierno del Kremlin. También ha sido criticada por su falta de experiencia –sólo lleva seis meses como ministra de Exteriores-, aunque tras ser designada Alta Representante ha recordado que lleva «más de 20 años involucrada en trabajo internacional» y ha ratificado su posición ante Rusia: «Sabemos que la vía militar no es la solución a la crisis» y confía en la combinación entre diálogo y sanciones.
Sin embargo, el complejo juego de equilibrios europeos ha conseguido lo que hace poco más de un mes no se pudo conseguir. Así, los altos puestos europeos tendrán a una dura vara contra Moscú, hombre y conservador (Tusk), y a una mujer del sur, socialdemócrata y más próxima al 'soft power' con respecto a Putin (Mogherini).
De este modo, el presidente de la Comisión Europea, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, ya podrá acabar de conformar su colegio de comisarios que todo apunta que se producirá en los próximas días. Según fuentes comunitarias, Juncker se entrevistará con los candidatos a lo largo de la semana que viene para anunciar las carteras entre el 9 y 10 de septiembre. En teoría, ese sería el calendario, pero el Parlamento tendrá que dar el visto bueno al Ejecutivo de Bruselas en octubre. Sin embargo, puede haber cambios si los candidatos de los países no convencen ni a Juncker ni al Parlamento. Es decir, falta de mujeres en el nuevo ejecutivo. El presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, ha recordado que hay un «alto riesgo» de que el Parlamento bloquee la nueva Comisión si no hay suficientes mujeres.
Por el momento, sólo cinco países han propuesto a candidatas (Suecia, Bulgaria, República Checa, Italia y Dinamarca) y Juncker ya ha pedido que aquellos que han nombrado a hombres que también propongan a mujeres.
Pese a ello, el presidente Mariano Rajoy mantiene el nombre de Miguel Arias Cañete, para el que quiere un cartera económica de peso, así como el de la presidencia del Eurogrupo para Luis de Guindos, quien tiene el apoyo expreso de la canciller alemana Angela Merkel, tal y como afirmó la semana pasada en su visita a Santiago de Compostela. Rajoy sigue confiado en que se le concederá a España ambos puestos, según ha expresado hoy momentos antes de participar en la reunión del Partido Popular Europeo.
Preparación de nuevas sanciones
«Si el aumento de la tensión continúa, puede producirse un punto de no retorno», ha afirmado hoy el Presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Barroso tras su reunión con el Presidente de Ucrania, Petro Poroshenko. Y ese punto de no retorno tendría su primer paso con nuevas sanciones «sectoriales», tal y como ha confirmado Poroshenko, tras reunirse hoy con sus homólogos europeos. El consejo europeo ha pedido que la Comisión prepare medidas contra Rusia, en el plazo de una semana. Barroso ha aclarado que aún no es demasiado «tarde» para poder encauzar las relaciones en Ucrania y rebajar la tensión en el este.
Los Veintiocho han coincidido en aplicar nuevas sanciones contra Rusia, tras el último despliegue de tropas en el este de Ucrania en la línea de las emprendidas en el consejo de exteriores de finales de julio que afectaban al sector financiero, petróleo, bienes de doble uso, y tecnología sensible, incluyendo el sector energético. Según ha indicado Poroshenko las nuevas medidas estarán a la espera del diálogo entre ambos países durante la semana que viene en el marco del plan de paz.
El presidente ucraniano ha advertido que en función de los pasos que emprenda Rusia en los próximos días, se podrían establecer nuevas medidas contra Moscú. Unas sanciones, ha recordado Barroso, que afectan «visiblemente» las relaciones bilaterales entre la UE y Rusia, y que ambos salen perjudicados en lo que ha clarificado de «guerra». «Llamémoslo por su nombre, lo que se está librando en el este de Ucrania es una guerra».
Más determinante se ha mostrado la presidenta lituana Dalia Grybauskaité, quien ha asegurado que teniendo en cuenta que si Rusia tiene un conflicto con Ucrania, país apoyado por la UE, «prácticamente» es como si estuviera «en guerra contra Europa». Las palabras de Grybauskaité explican una visión común entre los países bálticos, Polonia y Suecia, próximos a las fronteras rusas y, por lo tanto, más próximos a la crisis en Ucrania. De momento, planean nuevas sanciones sobre Moscú, apoyadas por la ya futura Alta Representante, Federicca Mogherini y el nuevo presidente del Consejo, Donald Tusk.