Después de un siglo de guerras, matanzas y persecuciones, Turquía y Armenia han firmado la paz en forma de acuerdo que prevé establecer relaciones diplomáticas y abrir la frontera común entre ambos países.
Ha sido una ceremonia solemne en Zúrich (Suiza). Allí los ministros de exteriores turco y armenio han sellado el pacto ante el Alto Representante de la política exterior europea, Javier Solana; la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton; y los ministros de exteriores de Rusia, Francia y Suiza.
Todos han hablado de gran avance para la estabilidad de la región, pero nadie lanza las campanas al aire. Esto ha sido sólo un primer paso. Ahora falta la ratificación del acuerdo por parte de los Parlamentos de ambos países, con mayorías nacionalistas y gran parte de la población en contra.
La Historia manda y todavía hay grandes discrepancias en torno a lo que ocurrió a principios del siglo pasado: las matanzas de armenios por los otomanos. Ahora el acuerdo prevé que una comisión mixta de historiadores haga un examen científico e histórico de lo ocurrido. Según Armenia, murieron un millón y medio de sus compatriotas, cifra que Turquía rebaja a 300.000.
Hay además otro contencioso: la situación en el enclave de Nagorno Karabaj, de mayoría étnica armenia, en Azerbaiyán, aliada de Turquía.
La Comisión europea ha pedido a los dos gobiernos que sigan trabajando para conseguir la ratificación de los acuerdos firmados ahora. Para Turquía es un paso adelante en el camino a su adhesión a la UE y para Armenia es otro paso para poner fin a su aislamiento en Europa. euroXpress