Los turcos deciden este domingo en las urnas si quieren o no reformar la Constitución redactada por los militares golpistas hace treinta años. El primer ministro, Recep Tayip Erdogan, plantea el plebiscito como una modernización del sistema que facilitará la integración de Turquía en la UE. La oposición ve oscuros intereses de los islamistas moderados para consolidarse en el poder.
El gobierno del AKP propone 26 enmiendas constitucionales que limitan el poder de las fuerzas armadas, sometiéndolas a la justicia civil y, sobre todo, una amplia reforma del sistema judicial. La más controvertida es la que propone aumentar los miembros del Tribunal Constitucional de 11 a 17, de los cuales tres serán nombrados por el Parlamento y el resto, por el jefe del Estado, ahora Abdula Gül, del AKP.
De ahí la desconfianza de la oposición laica, que ve intentos del gobierno por hacerse con el control de la Justicia. Sólo defienden el sí, el propio AKP y otros pequeños partidos islamistas o nacionalistas. Los kurdos han pedido que se boicotee la votación porque la reforma no aporta nada nuevo para solucionar sus problemas.
Tras las propuestas concretas, en la sociedad turca está abierto el debate sobre el modelo de vida tradicionalmente laico y un gobierno islamista moderado que lleva ocho años en el poder con mayorías estables. El referéndum coincide con el trigésimo aniversario del golpe que llevó a los militares al poder y derivó en una gran represión.
La Comisión europea ha querido mantenerse al margen en la campaña previa a la consulta, pero la portavoz de Ampliación, Angela Filote, ha dicho que la reforma constitucional podría resolver algunos problemas del funcionamiento de la democracia en Turquía.
Los sondeos previos dan una ligera victoria al sí, por muy escaso margen. 50 millones de turcos están convocados a las urnas y el voto es obligatorio. euroXpress