La frustración turca por la lentitud del proceso de adhesión a la Unión Europea ya no es un secreto a voces. El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, la expuso este sábado en Berlín ante los periodistas y tras haberse entrevistado con quien más se opone a que Turquía sea miembro de pleno derecho del club europeo, la canciller alemana, Angela Merkel.
Erdogan vino a decir que Turquía está harta de estar en «la sala de espera» de la UE. «He expresado a la canciller que esperamos que sea fiel a sus promesas en el proceso de negociaciones para el ingreso de Turquía en el bloque comunitario y que seguimos siendo firmes para completar ese proceso sin que haya ninguna desaceralación.»
Turquía lleva cinco años negociando su adhesión a la UE en un proceso que ha avanzado muy poco. Además de los motivos que todos saben pero públicamente nadie reconoce (sería el país más poblado de la UE y de mayoría musulmana), el conflicto de Chipre, oficialmente es el gran obstáculo. Turquía se niega a abrir sus puertos y aeropuertos desde el Chipre turco y la UE mantiene el bloqueo a esa zona de la isla.
La canciller alemana, Angela Merkel, ayer anfitriona de su colega turco, quiso ser conciliadora, pero cauta. «Las negociaciones de acceso se están desarrollando y el proceso continúa... El resultado está abierto». Merkel anunció que viajará a Chipre en enero para ofrecer la ayuda alemana en el conflicto que divide a los chipriotas griegos y turcos.
La Comisión europea prepara ya un nuevo informe sobre la marcha de las negociaciones del ingreso turco. La semana pasada, la comisaria europea de Pesca, María Damanaki, en una visita a Estambul, ya salió al paso de las quejas turcas por el estancamiento de las conversaciones. Damanaki dijo que «necesitamos a Turquía y Turquía necesita a la Unión Europea». euroxpress