La sociedad civil tunecina se está movilizando ya en diversos frentes. Varias grandes organizaciones se han unido para diseñar el marco del encuentro, y han enviado representantes al comité directivo, encargado de los preparativos.
Formando la columna vertebral de ese comité se encuentra la Plataforma Tunecina para los Derechos Económicos y Sociales, cuyo presidente, Abderrahmane Hedhili, y su coordinador de proyectos, Alaa Talbi, juegan papeles fundamentales para preparar la gigantesca reunión.
El FSM «será una gran oportunidad para la sociedad civil de Túnez», dice Hedhili a IPS. «Vemos un gran potencial sobre todo desde el punto de vista de poder reconciliar a grupos con opiniones divergentes, de buscar nuevas soluciones para los problemas locales y de ayudar a establecer un proceso de democratización en cada nivel».
Se han creado varios grupos de trabajo para seguir de cerca temas como derechos de las mujeres, juventud y cultura. Hedhili subraya que, más allá del tema central de la Primavera Árabe, hay varios temas en la agenda, desde la crisis económica global hasta asuntos sociales, culturales, ambientales y religiosos.
Amélie Cannone, copresidenta de la organización AITEC, con sede en París, y veterana del FSM, ha seguido de cerca los acontecimientos en el mundo árabe y se instalará en Túnez durante algunos meses para proveer apoyo organizativo extra. Recuerda que, «durante el último FSM, celebrado en Dakar, Senegal, en febrero de 2011, se anunció el derrocamiento de Mubarak y eso desató una increíble alegría y esperanza en toda la sala».
Rápidamente quedó claro para todos los presentes, así como para los cientos de activistas de todo el mundo que seguían de cerca la Primavera Árabe, que el coraje y la determinación de los tunecinos y egipcios debían ser reconocidos eligiendo a un país del norte de África como sede del siguiente FSM. «El mundo árabe es el nuevo centro de los movimientos sociales», dice Talbi. Por tanto, el FSM puede ayudar a fortalecer las redes sociales árabes y servir de fundamento para la cooperación con movimientos internacionales.
Cannone añade que «Desde los indignados de España hasta las protestas estudiantiles en Quebec y Chile, y el movimiento Ocupa en Estados Unidos o Gran Bretaña, todos se inspiraron en la Primavera Árabe». Hasta ahora, la mayor parte de la energía para la próxima reunión ha provenido de la capital, Túnez.
Pero Marwen Tlili, joven activista social tunecino, cree que no deben quedar marginadas otras regiones del país. Ha Reunido a un pequeño grupo de activistas y organizó una caravana de bicicletas durante el mes de octubre, en un intento de difundir noticias sobre el FSM y alcanzar a otras organizaciones locales en ciudades como Kasserine y Gafsa.
La caravana ha recorrido más de 1.000 kilómetros y propagado información sobre el FSM en decenas de localidades en todo el país. «Yo creo que nuestra caravana ha tenido un profundo impacto en las personas que hemos encontrado», dice Tlili. «En Túnez, ver pasar a un grupo de ciclistas por tu pueblo no es algo tan común como en Europa o Canadá. Impresionó a la gente e hizo que se le diera buena publicidad al próximo Foro».
Los organizadores explican también que entre sus planes está realizar más caravanas de bicicletas en vísperas del FSM, incluso una que partirá desde Marruecos y otra cruzará en barco desde Italia, ambas con destino final en la capital tunecina.
Cannone también subraya la importancia de la cooperación trasnacional, así como de la urgente necesidad de movilizar a jóvenes y mujeres, una tarea que el Foro Social Magrebí ha hecho durante varios años a nivel regional.
La dimensión ecológica tampoco debe marginarse, mantiene. «El actual modelo económico basado en la extracción intensiva de recursos naturales ha sido especialmente importante en la región de Oriente Medio y en el norte de África,» subraya Cannone. «Por tanto, el FSM, que ha incorporado a muchas personas del movimiento antiglobalización, se asegurará de tratar los problemas ambientales muy seriamente, y promoverá un cambio de paradigma hacia las economías locales, incluyendo nuevos modelos de producción, protección social y condiciones de vida decente para todos».
Tlili comparte su entusiasmo sobre el potencial del encuentro: «El FSM debe ser una oportunidad para que la gente cambie sus vidas. Queremos estimular especialmente a los jóvenes, que tienen la revolución aun fresca en sus mentes, para que sean activos y hagan cosas positivas para sus propias comunidades».