Según la cadena de televisión ARD, el SPD habría obtenido un 38,8 % de los votos, frente a un 26,1% de la CDU. Los Verdes, el 11,9; los liberales del FDP, socios de Merkel en el gobierno federal, un 8,3%; y los Piratas, un 7,7%.
Si se confirman estos resultados, supondrían un gran respaldo para los socialdemócratas, que habrían conseguido cuatro puntos más que en las elecciones de 2010, mientras los conservadores perderían ocho. El partido verde, según este sondeo, baja dos décimas y el Partido Pirata vuelve a conseguir otro éxito, al conseguir entrar por cuarta vez en un parlamento regional alemán. Los liberales habrían roto aquí su tendencia a la baja marcada en otros comicios.
Como pasa en cada elección que se celebra en Alemania, el voto de Renania del Norte-Westfalia, con 13,2 millones de habitantes, se había presentado como el gran test sobre la gestión de Merkel en el gobierno federal, de cara a las elecciones nacionales del año que viene.
El resultado es el ascenso de la oposición a Merkel y su gran pérdida de popularidad. Sin embargo, hay una lectura local de estas elecciones: La coalición rojiverde ya gobernaba y el adelanto electoral se debió a la imposibilidad de aprobar los presupuestos regionales, pero su primera ministra, Hannelore Kraft, no ha perdido en ningún momento el primer puesto en las encuestas previas.
Del otro lado, la canciller federal envió a Dusseldorf a su ministro de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, para dirigir la campaña y, según todos los observadores, lo ha hecho verdaderamente mal, sobre todo, porque valoró el resultado de las elecciones como un plebiscito sobre la política europea de Merkel. La propia canciller tuvo que rebajar las expectativas, a la vista de las encuestas y quitar relevancia al resultado.