Una aplastante mayoría ha aprobado poner «puertas al campo», y limitar las ganancias de los banqueros, una petición que desde hace tiempo se oye en las calles, en los parlamentos y cada vez más en los gobiernos de la UE. 608 votos a favor, 33 en contra y 67 abstenciones. Esa ha sido la votación final de la Cámara europea tras escuchar al presidente del Banco Central Europeo.
Con las nuevas medidas se exige transparencia a las entidades financieras, que deberán publicar sus ganancias, impuestos pagados y subsidios recibidos en todos los países de la Unión, y no sólo en el que tienen la sede central. También deberán especificar el volumen de negocio y el número de empleados. La Comisión Europea deberá recibir estos informes en 2014 y las publicará a partir de 2015.
Para el ponente de la propuesta, el austríaco Othmar Karas (PPE) es «la regulación bancaria más ambiciosa de la UE». Las normas afectan a 8.200 bancos, aunque ha reconocido que «estamos lejos de la meta». Ante los medios de comunicación Karas ha dicho que «es una seal clara que muestra que el PE está determinado a aprender la lección de la crisis y que toma medidas para que no se vuelva a repetir», aunque cree que hay que ir más allá y buscar una «unidad fiscal y financiera».
En enero de 2014 entrará en vigor el paquete de reformas para estabilizar y reforzar el sector bancario europeo. El Preisdente del BCE, Mario Draghi, ha dicho ante la Eurocámara, que los bancos deben hacer su parte y los estados miembros la suya, porque «representara un auténtico test para la credibilidad del marco de gobernanza de la unión política y monetaria».
Según la propuesta aprobada, los banqueros tienen reguladas las primas anuales, las remuneraciones variables ligadas a otros objetivos empresariales. Según esta normativa sus sueldos «variables» no pueden superar el salario fijo establecido, aunque pueden ampliarlo a un 66% si dan permiso los accionistas. Al menos el 25 por ciento de los bonos que superen el importe del salario tendrán que ser diferidos por un plazo de al menos cinco años. El objetivo de estas medidas es evitar la asunción de riesgos especulativos excesivos. Hasta el momento no existía ningún límite a estas primas.
Los bancos están obligados a mantener un «colchón de de conservación de capital» para absorver las pérdidas. Las entidades estarán obligadas a guardar un 8 por ciento de capital de calidad líquido, del que más de la mitad tendrá que ser del máximo nivel de calidad y mínimo de riesgo. De esta manera en caso de necesidad podrán pagar a ahorradores y acreedores.
El documento aprobado en Estrasburgo fue acordado entre la Eurocámara y la Presidencia irlandesa a finales de febrero, después de una larga negociación en la que Londres trató de evitar que se impusiera un tope a las retribuciones extraordinarias de los directivos de banca. Los ministros de Economía y Finanzas ratificaron ese pacto a principios de marzo en la reunión del Ecofin. Esta reforma es la traducción al derecho comunitario del conjunto de normas internacionales sobre capital bancario, conocidas como Basilea III, y acordadas en el G20.
Para el eurodiputado socialista español, Antolín Sánchez Presedo (S&D), ahora lo importante es que «estas medidas permitan que el dinero fluya hacia la economía real, y les llegue el dinero de los préstamos a las pymes». El eurodiputado popular, Pablo Zalba (PPE) defiende que todavía «hay hacer más reformas y avanzar hacia la integración fiscal». El convergente Ramón Tremosa (Alde) destaca que son «normativas con sentido común y valor añadido y con estas medidas el PE plantea un pulso al Consejo».
Los tres coinciden en que «no solo se legisla para salir de la crisis, sino para evitar que se vuelva a repetir» y que es vital que el dinero fluya hacia la sociedad, principalmente las pequeñas y medianas empresas.