Es la mayor tragedia que ha sacudido Noruega desde la Segunda Guerra mundial y el peor en Europa desde los atentados islamistas de Madrid en 2004.La peor parte ha sucedido en la isla de Utoeya, a unos 20 kilómetros de Oslo, en un campamento juvenil organizado por el Partido laborista en el Gobierno en el que había unos 560 asistentes.
Sobre las 15,00 GMT un hombre vestido de policía accedió al recinto diciendo que iba a revisar la seguridad. Según algunas declaraciones agrupó a su alrededor a los chicos de entre 15 y 20 años y comenzó a disparar sobre ellos. El resultado fue de más de 80 muertos. Los muchachos intentaron huir y refugiarse entre la vegetación, otros optaron por salir a nado y algunos fueron recogidos por barcas que estaban en las inmediaciones, la policía busca todavía en el mar. Los testigos que han hablado con la prensa noruega describen la escena como espeluznante.
Dos horas antes, una gran explosión había sacudido el centro de Oslo cerca de las oficinas del primer ministro Jens Stoltenberg, y del periódico VG. La potente detonación causó grandes destrozos en cuatro edificios oficiales y otros inmuebles de las inmediaciones. Delante del edificio hay un vehículo destrozado con un aspecto parecido al que tienen los coches bomba. Por el momento se han descubierto siete cadáveres de los que no se ha comunicado públicamente su identidad. Al parecer el autor fue la misma persona, de 1,90 de estatura, rubio, de nombre Anders Behring Breivik, que más tarde provocó la masacre en la isla. La tragedia podría haber sido mayor pero en viernes a mediodía y en época de vacaciones no había muchas personas en la calle.
Aunque al principio se achacaron los atentados a integristas islámicos, Noruega pertenece a la OTAN, tiene soldados en Afganistán y Libia, y allí se publicaron las caricaturas de Mahoma, las últimas informaciones hablan de un único atacante de ideas ultraderechistas, relacionado en algún momento con grupos nazis. Aunque cuesta trabajo pensar en una sola persona produciendo una matanza tan grande.
El rey Harald de Noruega ha hecho un llamamiento a los ciudadanos «es importante mantenernos unidos en estos momentos» y ha definido la tragedia como inconmensurable. Por su parte el primer ministro, Stoltenberg en declaraciones a la televisión ha dicho que los ataques «no socavarán nuestro compromiso con la democracia y un mundo mejor». Mensajes de condolencia se han enviado desde todas partes del mund. La UE señala el esfuerzo de Noruega por la construcción de la paz. Oslo es la ciudad en la que se entrega cada año el premio Nobel de la paz.
