Han sido necesarios 23 años y unas 400.000 páginas de documentos para aclarar qué fue exactamente lo que ocurrió la tarde del 15 de abril de 1989 en el estadio de Hillsborough. Se disputaba la semifinal de la copa entre el Liverpool y el Nottingham Forest cuando la multitud se agolpó y empujó a los primeros que habían llegado contra las vallas metálicas, donde las víctimas fueron aplastadas.
David Cameron en la Cámara de los comunes ha reconocido que no había pruebas que demotraran que los «niveles de ebriedad, la falta de tiques o la violencia» de los hinchas del Liverpool causaran aquella tragedia. Las familias, ha dicho Cameron, «sufrieron una doble injusticia, el estado fue incapaz de protegerlos y se denigró a los muertos culpándolos de su propia muerte».
El informe demuestra que hubo fallos de seguridad en el control de los accesos al estadio. Seguramente eso llevó al gobierno de Margaret Tatcher a dar capertazo a la investigación y según el actual premier británico, el también tory David Cameron, a que las autoridades tergiversaran lo que pasó. «Las familias tenían razón», ha dicho Cameron.
No solo el primer ministro ha pedido perdón. Ed Miliband, lider de los laboristas, en el poder durante más de una década, ha pedido disculpas por tardar 23 años en «llegar a la verdad». También lo hizo hace unos años el diario sensacionalista The Sun, por utilizar y manipular la información policial. Bajo el titular «La verdad», detallaba atrocidades que atribuía a los hinchas del Liverpool. «algunos aficionados orinaron entre los policías y robaron a los muertos», se leía en el rotativo. Su editor ha publicado hoy un video asumiendo sus responsabilidades «dijimos que era verdad y no lo era».
No solo se humilló a las víctimas sino que la policía manipuló pruebas y declaraciones para demostrar antecedentes penales que no existían. Pero lo que los responsables policiales tampoco pudieron admitir en su momento era el hecho de que seguramente unas 40 de las 96 víctimas podrían haberse salvado si ellos hubieran actuado correctamente. A lo que hay que añadir que habían permitido que se acumulasen unos 3.000 hinchas en una zona donde cabían 1.600, con dos puertas de evacuación y que obligaron a los que saltaban las vallas, para huir, a volver atrás.
El accidente de Hillsborough se produjo cuatro años más tarde de la tragedia del estadio de Heysel en Bruselas donde murieron 39 aficionados. Desde entonces cambió la legislación y se desterró a los hooligans ingleses de los estadios de fútbol, se dió a la policia más poder para castigar a los espectadores, se instalaron circuitos cerrados de televisión y se aumentaron los sistemas de seguridad de los estadios con capacidad para más de 10.000 aficionados. Fueron algunas de las aportaciones del informe Taylor. Desde entonces el hooliganismo ha disminuido en los campos, aunque persiste fuera de ellos.