Doha,(IPS) - Miles de funcionarios de la administración pública de Turquía se han sumado este martes a las protestas que sacuden ese país desde hace cinco días y han declarado dos días de huelga para denunciaar a la dura represión ordenada por el gobierno.
La Confederación de Sindicatos Públicos, que congrega a unos 240.000 trabajadores distribuidos en 11 filiales, ha convocado la huelga en respuesta al «terrorismo de Estado contra manifestantes en todo el país». El comunicado también señala que el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan «ha mostrado una vez su animosidad hacia la democracia».
La periodista Rawya Rageh, de Al Jazeera, explica desde Ankara que la huelga es significativa. «Tratan de mandar el mensaje de que no se trata solo de jóvenes en la calle ni de un parque o reivindicaiones individuales, sino que esto es algo más grande». Pero el éxito de la medida está por verse, dice. «Los sindicatos no son muy fuertes en Turquía. Será una prueba para demostrar que pueden cumplir lo que han dicho».
La convocatoria a la huelga llega cinco días después del estallido de manifestaciones masivas contra el gobierno de Erdogan, de tendencia islámica, reprimidas fuertemente por las fuerzas de seguridad. En este lapso ya han muerto por lo menos dos hombres. El primero de ellos falleció atropellado en Estambul. El segundo, durante una manifestación en la ciudad de Antioquía, cerca de la frontera con Siria. Este último, según el canal de televisión NTV, se trata de Abdullah Comert, de 22 años, quien habría recibido el lunes por la noche un disparo en la cabeza. Sin embargo, las autoridades sostienen que Comert sufrió un golpe y niegan que fuera herido de bala.
Abuso policial
Las redes sociales están inundadas de denuncias y de vídeos mostrando la represión de la policía. La Fundación de Derechos Humanos de Turquía ha informado que por lo menos 1.000 manifestantes sufrieron «malos tratos y torturas» a manos de las fuerzas de seguridad. El viceprimer ministro, Bulent Arinc, ha pedido disculpas a los manifestantes heridos durante los choques con la policía y se ha comprometido a hablar con los organizadores de la protesta original, que demandan salvar el parque Gezi de Estambul.
El martes 28 de mayo hubo una concentración en ese parque, origen de las revueltas, para evitar la tala de árboles que permitirá la construcción de un futuro centro comercial. Pero en el transcurso de días posteriores, la protesta se amplió y se volvió contra el gobierno, que respondió con violencia.
Este es el mayor desafío que afronta el gobierno desde que Erdogan asumió en 2002, pero no ha impedido al jefe de gobierno continuar con su gira por el Magreb. El lunes viajó a Marruecos, donde insistió en que la situación en su país volvía a la calma. El primer ministro también ha rechazado la idea de una «Primavera Turca», como lo denominan algunas personas que lo acusan de tratar de imponer reformas religiosas en un Estado laico. También ha tildado a los manifestantes de «vándalos», antes de recordar que había sido elegido democráticamente. Erdogan atribuye las manifestaciones a «extremistas», «disidentes» y al opositor Partido Republicano del Pueblo. «La situación se calma. Cuando regrese, los problemas se resolverán», aseguraba en Rabat. Erdogan ha acusado al «Partido Republicano del Pueblo y otro disidentes de meter la mano en estos incidentes».
El analista turco Fadi Hakura, del grupo de estudio Chatham House, con sede en Londres, ha declarado a Al Jazeera: «El primer ministro adoptó un enfoque realmente desafiante y de confrontación hacia las manifestaciones de Estambul y de otras ciudades». «Ya los ha acusado de ser extremistas y también ha insinuado que hay un vínculo entre manifestantes y conspiradores extranjeros».
*Por Corresponsales de AJ