La parálisis en Doha es el resultado de los intereses del sector de los combustibles fósiles, que incluye a los multimillonarios Charles y David Koch, según los ecologistas. La riqueza de los hermanos Koch se estima en 80.000 millones de dólares.
Juntos superan el gasto de todas las demás empresas petroleras -incluida Exxon- para liquidar la legislación climática de Estados Unidos, dan dinero a las campañas electorales, ejercen presión, financian a científicos negacionistas, atacan las leyes sobre aire limpio y frenan que los subsidios puedan ir hacia energías más limpias, según un análisis del no gubernamental Foro Internacional sobre Globalización, con sede en Estados Unidos.
El director del Foro, Victor Menotti, ha llegado a decirnos que «Estados Unidos no hace más» para combatir el calentamiento debido a «los hermanos Koch y a otros intereses de los combustibles fósiles que atacan cualquier política climática».
El informe «Faces Behind a Global Crisis» (Rostros detrás de la crisis mundial), documenta los intentos de los Koch por acelerar los permisos para el oleoducto desde las arenas alquitranadas de Canadá, como la infraestructura Keystone XL, además de sus ataques a la capacidad de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos de regular las emisiones de carbono, y sus esfuerzos para frenar estándares más estrictos en las centrales eléctricas.
El estudio señala que «Los Koch se han llenado los bolsillos contaminando nuestro planeta; los economistas los llamarían oportunistas. Y ahora usan su riqueza para amañar las reglas en su propio beneficio» Este informe sigue a uno publicado en 2011, que identificaba a 50 de los individuos más ricos del mundo que ejercen una abrumadora influencia sobre la actual crisis climática mundial. «Hay demasiado poder en muy pocas manos. Necesitamos sacar el dinero de la política», dice Menotti.
El presidente Barack Obama debe ignorar la vieja política y darse cuenta de que hay un vigoroso movimiento de jóvenes que luchan para que se actúe positivamente sobre el clima, dice una delegación de jóvenes de Estados Unidos. «Trabajé seis meses a favor de la releección de Obama. Él sabe que los jóvenes queremos acción contra el cambio climático, pero no lo hemos visto hacerlo», plantea Hannah Bristol, de Washington.
Bristol y otros cuatro jóvenes estadounidenses manifestaron en una conferencia de prensa en la COP 18 que el clima debe se una prioridad para el gobierno de Obama. «Los cientos de campus universitarios y comunidades que luchan para que Estados Unidos vaya más allá del carbón, del petróleo y del gas natural están logrando avances asombrosos», dice Ian Karra, otro de los delegados. «Pero no somos suficientemente eficientes para actuar, y no podemos hacerlo solos».
Después de todo el sufrimiento y los daños que dejó el huracán Sandy a finales de octubre, los jóvenes se han mostrado profundamente decepcionados de que su país no esté asumiendo un papel de liderazgo en Doha.
«Es increíblemente frustrante que haya tan poca acción en Doha», dice Bristol «La caravana de la COP está perdida en medio de una tormenta de arena. Aquí no hay suficiente ambición», explica Ronny Jumeau, embajador de Seychelles para el cambio climático, en representación de la Alianza de Pequeños Estados Insulares.
Jumeau se refiere a mayores reducciones de emisiones de gases que recalientan la atmósfera, como el dióxido de carbono derivado de la quema de combustibles fósiles, la agricultura, la deforestación y las industrias. Aunque los países lograran los recortesque ya se han prometido, es probable que la temperatura media del planeta aumente entre cuatro y 10 grados, según los últimos estudios científicos.
Jumeau explica que los estados insulares y los países menos adelantados no solo quieren mayores compromisos de las naciones industrializadas, sino que esos compromisos no sean voluntarios sino obligatorios. «No podemos llegar en pocos años a una situación en la que algunos países digan que las circunstancias económicas les impiden cumplir sus compromisos», planteó Jumeau en una conferencia de prensa. Yoke Ling Chee, de la Red del Tercer Mundo con sede en Malasia, apunta que «aquí las cosas están extremadamente sombrías».
Los ministros han estado repasando este miércoles documentos que no establecen ningún nuevo compromiso de mayores reducciones de emisiones. Aunque, Gran Bretaña y Alemania sí se han comprometido a entregar en los próximos dos años parte de la ayuda para que los países en desarrollo puedan afrontar los impactos actuales y futuros del cambio climático.
Los países industriales prometieron aportar 100.000 millones de dólares anuales a un Fondo Verde para el Clima a partir de 2020. Para poder soportar la falta de fondos hasta entonces, las naciones en desarrollo reclaman que en 2015 se den 60.000 millones de dólares.
A comienzos de esta semana no había siquiera dinero para el período 2013-2015. «Estados Unidos no está obligado a aportar ningún dinero adicional», dice Jonathan Pershing, que encabeza la delegación estadounidense. Sin embargo, agregó que su país pretende ayudar.
Tres estados estadounidenses afectados por el huracán Sandy reclaman 83.000 millones de dólares al gobierno federal para recuperarse. En Filipinas están sufriendo el tifón Bopha que es el decimosexto desastre meteorológico que azota el archipiélago este año dice Jumeau, que se pregunta «En este contexto mundial, ¿100.000 millones de dólares es tanto dinero?.