En el Día Mundial contra la mutilación genital femenina, la Alta Representante de la UE, Catherine Ashton, y la comisaria de Justicia, Viviane Reding, han expresado su condena a esta práctica que «viola los derechos y la dignidad de cientos de miles de mujeres y niñas». Según la ONU, unas ocho mil niñas sufren la ablación del clítoris diariamente en el mundo.
Aunque la mutilación genital femenina es un delito en la mayoría de los países europeos, la tradición cultural se mantiene en las familias inmigrantes y la Organización Mundial de la Salud calcula que en Europa viven medio millón de mujeres mutiladas en sus países de origen y que ciento ochenta mil niñas corren peligro de estarlo, diez mil de ellas en España.
Ashton y Reding se comprometen a seguir combatiendo este tipo de violencia contra las mujeres en las relaciones exteriores de la UE. «Creemos que es nuestro deber proteger a las niñas y mujeres del riesgo de mutilación y aliviar el dolor de quienes viven con las horribles secuelas físicas y mentales».
Prohibido también por el Islam, en África y Asia, la mutilación genital de las mujeres sigue siendo una práctica extendida, aunque va en retroceso. Las organizaciones de Naciones Unidas para la infancia, UNICEF, y la población, UNFPA, han hecho también un llamamiento a la comunidad internacional para conseguir la abolición de esa práctica en la próxima generación.
Aseguran que las normas culturales y sociales están cambiando, como demuestra un programa conjunto desarrollado en Africa en los últimos tres años, en los que han participado líderes políticos y religiosos junto a chicas jóvenes. Se ha conseguido que 6.000 comunidades de Egipto, Etiopía, Kenia y Senegal hayan optado por abandonar la mutilación genital.
La ablación del clítoris es un ritual de iniciación a la edad adulta que, además de fuertes dolores, provoca importantes daños físicos y psicológicos y, en algunos casos, la muerte, ya que se suele practicar de forma rudimentaria.
Según William Lacy Swing, director de la Organización Internacional para las Migraciones, en Europa «la mutilación es habitual en las comunidades inmigrantes, donde tradicionalmente sólo las mujeres operadas tienen la esperanza de conseguir un buen matrimonio».