Bienvenu Mbutu Mondondo, un congolés residente en Bélgica, lleva cuatro años peleando con la justicia para que aceptara su reclamación: Tintin en el Congo hace apología de la colonización y de la superioridad de la raza blanca sobre la negra.
Sucesivos recursos han ido retrasando el juicio que ahora comienza en Bruselas y que promete un debate mucho más profundo que lo que tiene de meramente anecdótico. El dibujante Hergé cuenta en el cómic las aventuras del célebre periodista en un viaje a la antigua colonia belga. Los denunciantes se quejan de la visión que se da de los nativos como «perezosos, dóciles o idiotas e incapaces de expresarse en un francés correcto».
Los abogados del demandante plantean la cuestión así: «póngase en el caso de una niña de siete años que descubre Tintin en el Congo con sus compañeros de clase... Los estereotipos han pasado a ser discriminación y racismo y eso hoy tiene consecuencias».
En consecuencia, piden que el libro deje de comercializarse o sugieren que lleve una aclaración explicando el contexto de la época, como se hace en la edición inglesa, o aclarando que la obra tiene un contenido racista.
Para los editores y los propietarios de los derechos, Catersman y Moulinsart, la petición es un atentado a la libertad de expresión. Simplemente, dicen, Tintin en el Congo debe ser vista coomo una obra de ficción de hace 70 años. Uno de sus abogados señala que «esto es abrir la caja de Pandora. Mañana se va a pedir la prohibición de Dickens por sus obras en las que aparecen contenidos antisemitas, Mark Twain, la Biblia,...»
El demandante ya ha presentado sus argumentos ante el Tribunal. La otra parte lo hará en dos semanas. La sentencia promete polémica. La obra de Hergé ya ha provocado protestas en Estados Unidos, Reino Unido y Francia.